CAPÍTULO 18.
Elliot dejó de respirar cuando la vio abrir aquellos ojos que parecían plata derretida y sintió el aliento de Kali alcanzar su dedo.
—¿Qué crees que estás haciendo, Elliot? —preguntó ella con acento controlado y el retiró el dedo como si estuviera frente a un perro de presa.
—¿Suicidándome? —respondió él.
Bueno, al menos le había visto un pedacito de la mejilla derecha. Algo era algo.
—Ya me parecía —siseó Kali y se incorporó lentamente, sin dejar de mirarlo a los ojos mientras se ajustaba el cuello del abrigo—. ¿Te sientes mejor?
Elliot suspiró, intentando ser consciente de su estado y asintió.
—Me duelen hasta las malas intenciones. ¿En qué hospital estamos?
—En el Lakeshore Med —respondi&