Me quito ese pensamiento de la cabeza y aparto la silla del escritorio antes de caminar hacia la puerta abierta de la oficina de William. Al tocarla con un nudillo para avisarle, se gira en su asiento para mirarme.
Me mira fijamente. —Sí, Annerys—. Se dirige a mí bruscamente, y la confusión le hace formarse un bulto entre las cejas.
No lo entiendo. Un minuto es amable y al siguiente es... bueno... William Hart. Un volcán gruñón a punto de explotar.
Entro con confianza en su oficina. —Me han invitado a tomar algo con Joseph y algunos compañeros del piso de abajo, y me voy por hoy—. Me detengo al llegar a su escritorio. —He reorganizado tu agenda—, le informo, y luego enumero todo lo que me encargó hoy y que completé. —Y mañana prepararé los formularios judiciales para el próximo caso Walker. También puedo archivarlos por ti—. Señalo la pila de cajas que hay detrás de él que necesitan catalogarse.
—Tenemos a alguien que lo hace por nosotros—, responde secamente.
Mierda. Ya lo sabía. Al