Vivienne se echa el bolso de diseño al hombro y camina hacia la puerta al mismo tiempo que yo para que pueda acompañarla a la salida.
—Vi tu nombre en la lista del Baile de Niños Conectados —ronronea, con un tono empalagoso que me pone la piel de gallina.
Asiento con la cabeza, sin confirmar ni negar mi asistencia.
—Si no tienes pareja, ¿te gustaría venir conmigo? —pregunta con entusiasmo reflejado en su rostro. Se enrosca un mechón de cabello rubio en el dedo, sin parecerse en nada a la viuda desconsolada que dijo ser al entrar en la habitación.
Hasta el sonido de su voz me da escalofríos. Preferiría comerme un cristal antes que salir con Vivienne. La noche que me acosté con ella, había tenido un mal día en el juzgado y perdí el caso. No estaba pensando con claridad.
Fue hace mucho tiempo, pero el arrepentimiento que siento aún perdura.
Ignoro la pregunta de Vivienne mientras Annerys se abre paso alrededor de la mesa de la sala de juntas.
—Te acompaño a la salida, señora Cavendish —l