ELIZABETH.
Abrazo a Ela luego de que tuvo su sesión de químico, mi princesa está tan cansada que se refugia en mi regazo mientras le cuento una historia que a la misma vez quiero que sea una noticia.
—Y la princesa estuvo feliz, porque el príncipe le dio un anillo y le preguntó si quería ser su esposa — a pesar de su cansancio mi pequeña gira su rostro hacia mí y yo la miro, queriendo saber si entendió lo que le dije
—¿Eliza, tu…? — sus cejitas se hunden en confusión mientras me percato de cómo analiza todo en su mente brillante
Pasan los segundo y su expresión de confusión, a entendimiento y luego a asombro me hace sonreír.
—Héctor y tú se casarán — se lanza a abrazarme, pero un quejido sale de su boca
De inmediato la acuno hacia mí y ella sonríe a pesar del dolor.
—Ya sabes que no debes hacer fuerzas mi princesa — le llamo la atención.
—Lo siento — se disculpa y sus ojitos me ven —Pero, ¿se casarán? — sus ojitos brillan de la intriga y noto como está ansiosa por saber la verdad
La ú