ELIZABETH.
SEMANAS DESPUES.
Este día decidí venir al orfanato donde está Bruno, el pequeño al que rescatamos en la redada, Nick se da cuenta que al entrar saludo a todos con mucha familiaridad y al preguntarme porque, decido contarle la verdad.
—Doy clases de baile a estas hermosuras— ante nosotros aparecen niños de todas las edades, ellos al verme corren hacia mi y me agacho para recibir sus abrazos y besos
—¡Un orfanato! — él menciona con asombro —¿Por qué un orfanato?— indaga viéndome, trato de mirar a otro lado porque no estoy lista para contar mi vida
—Porque están solos, porque no tienen a nadie, porque su ingenuidad, alegría y forma de ver la vida nos recuerda lo bueno que hay en la vida, porque podemos hacerlos felices solo con simples actos… — mi voz se quiebra — Porque sus corazones son puros y no hay nada mejor que eso— cuando termino de hablar una lágrima recorre mi mejilla y aprovechando que estoy agachada y él no puede verme, la seco despacio
—¿Estás llorando Liz?—