C62 –JUZGADA Y ENTREGADA.

Narissa se encontraba en el palco que daba al jardín del castillo, una taza de té humeante entre sus manos mientras observaba con atención cómo las omegas ultimaban los arreglos de las mesas. Una sonrisa sutil curvó sus labios al reconocer a su amiga Cerdina: la Luna de Keeva, y también, una de las pocas personas en las que aún confiaba.

En cuanto la última omega desapareció del jardín, Narissa se levantó con brío, dejó la taza sobre la mesa y corrió a abrazar a su vieja amiga con una emoción que no podía ocultar.

—¡No puedo creerlo! —exclamó, con un brillo auténtico en los ojos—. ¡Qué sorpresa más deliciosa! Pensé que jamás volvería a verte.

Cerdina le devolvió el abrazo, aunque con una elegancia calculada, como si cada gesto estuviera medido. Luego, se apartó y recorrió el entorno con una mirada crítica, casi escrutadora.

—Es un castillo imponente… —comentó, asintiendo con aire apreciativo—. Aunque debo confesarte que esperaba verte unida al Alfa Demetrius.