Estacionó su coche en la entrada, bajó y se encaminó a la puerta con pasos apresurados con el corazón saltando de alegría. Al primer llamado del timbre Thomas le abrió la puerta, ella no esperó nada más y se lanzó a sus brazos, esos fuertes brazos que siempre le brindaban un dulce refugio.
-¡Mi amor! – suspiró él al recibirla contra su pecho, ella comenzó a sollozar, él la abrazó con más fuerza- ¿Qué sucede,cariño?
-Han pasado tantas cosas – ella le sonrió triste y juntos entraron a la casa.
-¿Cómo está mi hija?- preguntó preocupado y ansioso
-Muy bien-una sonrisa triste se dibujó en su rostro- te extraña mucho, quiere verte, no hace más que preguntar por ti.
-Yo muero por verla. . .las adoro con mi alma, son lo que más amo.
-Aquel día en el restaur. . .
-No importa, preciosa. . . ¡Qué sucedió cuando te llamé Sarah?. . . Roymer me dijo. . .me dijo que usted