Las semanas transcurrían muy apresuradas, ya había pasado un mes y medio desde la última vez que había estado con Thom, él la había llamado en varias ocasiones para ver a la niña, siempre la mandaba con Carol para evitar verle, Roymer no estaba a gusto con la situación y se quejaba constantemente, pero Sarah lo enfrentaba y cuando se trataba de Thasha, ella siempre salía ganando. Eran las seis de la tarde cuando el teléfono residencial comenzó a timbrar y Sarah se apresuró a contestarlo.
-¿Bueno?
-¿Sarah?
-Si Thomas, ¿cómo estás?
-Yo bien dentro de lo posible, ¿y tú?
-Estoy, que es lo importante. El resto ya es ganancia.
-Sarah, yo te. . .
-¿Qué se te ofrece? – lo cortó, tragándose las lágrimas que pugnaban por salir. Él suspiró cansado y dijo.
-Quiero ver a mi hija, mañana pienso llevarla al parque, además se acerca su cumpleaños y quiero organizar su regalo, tenemos que ponernos de acuerdo para el festejo, pienso estar presente aunqu