Capítulo 43. La verdad no puede ocultarse.

Dos días después

Durante dos días Erika acompañó a la pequeña Kaire en el hospital, pasaba con ella el día y en la noche era Julián quien la cuidaba, aunque siempre llegaba cuando Erika ya se había ido, por eso no habían vuelto a coincidir y no había podido disculparse con él después de cómo se había comportado.

Ese día tenían previsto dar de alta a la pequeña Kaire y ella estaba preocupada, porque temía que Julián terminara llevándosela a su mansión y pudiera perder contacto con su hija, por eso esperaba nerviosa, su pie se movía de arriba hacia abajo, sus manos sudaban, respiró profundo tratando de controlarse.

En ese momento justo lo vio entrar serio, sin ninguna expresión en su rostro, Erika no pudo evitar que el corazón le saltara en su pecho, parecía como si se le iba a salir del pecho.

—Hola —saludó a secas y ella respondió pronunciando su nombre.

—Julián.

Él asintió con la cabeza y luego caminó hacia donde estaba su hija y la besó.

—Mi pequeño cielito ¿Cómo estás? —preguntó.

L
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