Fugados
El detective Martínez avanzó con paso firme, su presencia imponente era innegable. Sus ojos oscuros se clavaron en Samuel, Daniel y el resto del grupo, con un destello de desafío reflejándose en su mirada.
—Pensaron que no los estaría vigilando y que podrían escapar tan fácilmente. —Dijo Martínez, su voz resonando en el pasillo como un eco amenazante. —No permitiré que se lleven a Gabriel y Dalton. Sus cabezas valen demasiado.
Samuel apretó los dientes, sintiendo cómo la adrenalina recorría su cuerpo. Sabía que no podían permitirse una confrontación en ese momento. Tenían que salir de allí, y rápido.
—No tenemos tiempo para esto, Samuel. —Murmuró Daniel, su voz apenas era un susurro.
Samuel asintió, sus ojos nunca dejando de vigilar a los oficiales que se acercaban. La tensión en el aire era palpable, cada segundo parecía alargarse infinitamente.
De repente, Moretti dio un paso adelante, con una expresión desafiante tatuada en su rostro.
—Nos vamos de aquí, Martínez. No pued