103. NO TE RINDAS CON ELLA
KANE
Nos sentamos al fin en una de las mesitas más apartadas, solo teníamos menos de media hora y el tiempo corría.
Emily le dijo en susurros a lo que vinimos, necesitábamos de las piedras curativas de los brujos.
— Hija, sabes muy bien que eso que me pides es imposible – la madre miraba a todos lados, nerviosa.
— Las piedras son estrictamente controladas, contadas, pasan por varios niveles de inspección, no puedo tomar una ni aunque quiera, el hechizo en mi cuerpo me lo impide.
— Pero, quizás él sí puede – le dice misteriosamente en voz baja.
Yo también, contagiado por el peligro de esta conversación, vigilo hacia todos lados alerta de que nadie las esté escuchando.
— No creo hija, los guardias de las minas también son revisados, pasan por varios detectores mágicos antes de entrar y salir, si él pudiese robarse alguna la utilizaría para él, sabes que la necesita para su esposa – le responde, parece que hablan de uno de los guardias que cuidan a la madre de Emily.
— Señora, nosotros