Anya miraba su móvil, veía las publicaciones que tenía en sus redes sociales, en casi todas William aparecía, ambos lucían muy enamorados. Ella debía admitir que, William había llegado a su vida y la había acaparado de una manera que ella no hubiera imaginado.
William era todo lo que Gabriel o Theodore no eran, él siempre tenía tiempo para ella, la cuidaba y se esmeraba por siempre estar a su lado.
Realmente se sentía afortunada de tener a un chico como él a su lado, ¿Cómo podría ser que estuviera pensando en dejarlo por trabajo? No, no, eso no podía ser, pensaba.
Casi estaba a punto de quedarse dormida cuando escuchó cómo la puerta del apartamento se abrió, ella sabía que solo podía tratarse de William, pues era el único que sabía cómo entrar a ese lugar.
Rápidamente, Anya se incorporó y fue a recibir al hombre de su vida, su sonrisa se hizo más grande al verlo ahí, en el bar, tomando un trago. Con los años que llevaban juntos, ella había aprendido a leer su comportamiento, por lo