Salgo de casa a regañadientes, bajo ante la atenta mirada de satanás, sigue tras de mí, y cuando al fin llegamos al auto, abre la y puerta y la cierra cuando me acomodo.
Le doy una mala mirada antes de saludar—Buenos días Luce
—Buenos días Sammy ¿Cómo te sientes hoy?
—Igual que ayer odiando mas a ese hombre—ella ríe mientras niega.
—Samuel solo quiere ayudar—lo defiende.
—¿Cómo cuánto vamos a tardar?
Ella sonríe antes de responder—no hemos acabado de llegar chica, deberías tranquilizarte, verás que será muy divertido.
—¿Divertido? Comprar globos de colores, cintas y pastelitos con leche descremada, para un anciano—bufo cruzando de brazos, ella no quita la sonrisa de su rostro.
—Todos los cumpleaños que celebramos a los ancianos son muy especiales y divertidos, a pesar de ser un hombre serio y tosco, Samuel, suele tener buenas ideas.
—¿Samuel? Lo tuteas ¿Cómo es que pasó eso?
—Es lo que sucede cuando conoces a una persona por mucho tiempo
—¿Hace cuánto? —interrogo con curiosi