12.
El Jeep se detiene y es cuando me doy cuenta de que ya llegamos. Además, Montse aplaude y se baja, pegando brinquitos de emoción.
Mi prima levanta la cabeza de mis piernas y parece desorientada por unos instantes. Sebas se baja y nos abre la puerta, extendiendo su mano hacia ella y esta bufa, bajándose de un brinco ella solita.
―Yo sí te la acepto ―le digo, tomando su mano y bajándome de la camioneta con su ayuda.
Él me sonríe mostrando los dientes y me parece muy lindo como se le achinan los ojos cuando lo hace.
― ¡Pero qué lindo sonríes! ―lo halago y él desvía la mirada, avergonzado. Observo a mis alrededores y un jadeo escapa de mi boca―. ¡Santa madre de Dios!
El lugar es enorme. Es un rancho agrícola así que hay muchas áreas verdes y puedo divisar como 3 cabañas formidables. La principal, creo yo, es de dos pisos, además se puede escuchar el sonido de gallos y caballos, tal vez una que otra vaca.
―Son 3 cabañas. La principal cuenta con dos recámaras y tiene spa, jacuzzi, sauna, gi