Claus había estado en la villa estos últimos días, mientras que Estrella volvía después de sus clases para pasar las noches con él. Notó que Claus parecía más vulnerable, más dependiente, a menudo pegado como chicle nuevo en zapato viejo.
Estrella quería hacer sus tareas, pero Claus siempre insistía en que estuvieran en la misma habitación. Aunque Estrella no le desagradaba la compañía de Claus, a veces también deseaba su propio espacio, esto la asfixiaba.
Claus, mientras revisaba documentos, a menudo levantaba la mirada hacia Estrella. Estrella notó estas pequeñas acciones y, en varias ocasiones, lo vio mirándola furtivamente.
Ella le regañó, diciendo: —¿Ya terminaste de revisar esos documentos? ¿Por qué sigues mirándome?
Claus respondió de manera muy franca: —Porque eres hermosa.
Esta respuesta directa, aceleró el latido del corazón de Estrella. Ella intentó parecer enojada para ocultar su rubor, pero las palabras de Claus la hicieron sentir que sus mejillas ardían.
Con enojo, le dij