Pronto, llegó el médico y le hizo un examen físico a Claus.
Claus se encontraba en una condición bastante peligrosa. El médico le colocó rápidamente suero intravenoso para bajarle la temperatura y aliviar el intenso dolor.
Una vez finalizado el tratamiento, ya era de madrugada. Estrella se mantuvo junto a Claus todo el tiempo, cuidándolo.
Al mismo tiempo, Javier también se enteró de la situación y llegó a la casa de Claus lo más rápido posible.
Al ver a Javier, Estrella se levantó y no pudo evitar interrogarlo:
—¿Qué pasó estos días? El estado de salud de Claus estaba mejorando, ¿por qué ha llegado a esta situación?
Javier se sentía muy culpable y le contó todo lo que había ocurrido en esos días. Luego se disculpó con la cabeza agachada:
—Lo siento, señorita. Es toda mi culpa. Después de que el señor despierte, aceptaré cualquier castigo que se me imponga.
Tras conocer la verdad, Estrella agitó ligeramente la mano y dijo:
—No es tu culpa.
En realidad, tanto ella como el médico confirm