Al escuchar esas palabras, el cuerpo de Estrella se tensó y su rostro mostró una ligera incomodidad. ¿Claus iría personalmente a verla? Tal vez sería mejor que no lo hiciera.
Había una escena de un beso en el guion y aunque no era un beso real, Estrella prefería que Claus no lo viera. Después de todo, ella era su prometida en este momento y los hombres, ya se sabe, pueden tener cierta posesividad extraña.
Estrella apartó su mano de la de él. Se sentó en el otro extremo del sofá y rechazó de manera educada:
—He notado que has estado muy ocupado últimamente, trabajando desde temprano hasta tarde. Puedo arreglármelas por mi cuenta, no es necesario que vengas a verlo. Además, es solo un juego de roles como si estuviéramos jugando a la casita. No creo que te interese.
Claus notó la actitud reticente de Estrella y percibió que había algo más. Su mirada se volvió intensa:
—¿Qué pasa? ¿No quieres que vaya?
Estrella rio y dijo:
—No, solo creo que has estado muy ocupado últimamente. Entiendo