Para el lunes los regalos de Estrella se habían vendido. Depositó todo el dinero que consiguió en su tarjeta bancaria y luego fue a ver a Héctor a la enfermería.
Una alumna tenía dolor de estómago y Héctor le estaba dando una receta. Estrella no entró enseguida para evitar otro malentendido y esperó a que se hubiera ido.
Héctor guardó el frasco de pastillas y se sorprendió un poco al ver a Estrella.
—Jefa, ¿qué haces por aquí?
Normalmente Estrella solo venía los miércoles y los viernes.
—Ayúdame a ingresar este dinero en la Fundación Deseos Estrella —puso la tarjeta sobre la mesa. La Fundación Deseos Estrella había sido creada por ella para proyectos de caridad.
Héctor asintió y tomó la tarjeta. Luego preguntó en tono de broma:
—¿De dónde sacaste tanto dinero?
—Lo conseguí vendiendo regalos de cumpleaños —contestó a la ligera. No planeaba ocultarlo.
Héctor comprendió.
—Esto cuenta como una buena acción para ganarse el cielo por parte de los que tienen dinero. Habiendo tanta gente ri