LOS DÍAS PASAN Y YO cada vez estoy más gorda, los pantalones ya no me suben, y me duelen los pies, pero a pesar de todo, estar embarazada es algo indescriptible. Llevo dentro al hij@ de Josh, estoy formando en mi interior una vida, y sentir como se mueve es una pasada.
—Estás preciosa —me dice Josh rodeándome por detrás y miro su reflejo en el espejo.
—Parezco un tonel, ya no me veo ni el...
Josh se ríe de mí, ¡será posible!
Le doy un codazo en las costillas y frunzo el ceño, pero luego me da un beso en la mejilla y se me pasa enseguida.
—Te quiero pequeña —me dice dándome la vuelta para que le mire a la cara—. Y te prometo que estás preciosa.
—Yo también te quiero, Josh.
Después de darnos unos cuantos arrumacos delante del espejo, Josh se separa de mí y yo me siento vacía al instante en que le veo alejarse, he descubierto que no puedo vivir sin él, no me veo en otr