—HOLA PEQUE —me susurra y me acaricia el pelo.
Me encanta cuando es tan dulce. Sé que nada malo puede pasarme si estoy a su lado, no sé cómo explicarlo, pero es como si tuviéramos una conexión especial.
—Hola feo.
—¿Así que feo eh?
Asiento con la cabeza y le hago un mohín de lo más infantil. Él sonríe y me da un beso en los labios muy, pero que muy lento, todo mi cuerpo se estremece y empieza a arder.
«Estás dichosas hormonas me van a volver loca».
—¿Por qué vuelves a llevar ropa? —le digo y lo cojo de la camiseta para atraerlo más cerca y profundizar el beso.
—Necesitas dormir peque, no seas mala.
—Pero es que a mí me gusta ser mala, sobretodo contigo. No sé, despiertas la loba que hay en mí.
Se ríe y de un salto se estira a mi lado y me sube encima de él, yo desnuda y él con el pijama, esta vez completo. Él nunca se pone más de un