Sofía
Todavía sentía el sabor amargo de lo que había hecho.
Mi estómago amenazaba con volcarse desde que salí de esa cabaña. La imagen de la muñeca en mi mente y las órdenes de Lucile retumbando en mis oídos.
Había tenido que hacer algo horrible. Fingir que mataba a Magda.
La hija de mis mejores amigos.
Conducía de regreso a la mansión de Max. Me obligué a respirar despacio, a no dejar que el temblor en mis dedos me delatara.
"No fue real", me repetía una y otra vez. "Magda está a salvo. Solo tengo que seguir el plan."
Me detuve frente a los altos portones de la mansión. Respiré hondo antes de entrar.
Tenía la certeza de que Lucile podía estar mirándome. Así que mantuve mi expresión neutra.
En cuanto crucé la puerta, metí la mano en el bolsillo y apreté el diminuto micrófono que había escondido.
"Si no salgo viva de esto… al menos dejaré pruebas."
Subí las escaleras despacio, sintiendo que cada paso me costaba un montón de energía. Mi habitación estaba como siempre: ordenada, pulcr