Capítulo 28
Pero en cuanto surgió el pensamiento fue aplastado por Nieves.

Porque sabía que no tenía derecho, ¿quién era ella para abrazarlo y llorar en sus hombros?

Julio la colocó con cuidado en el lado del copiloto y suspiró al verla llorar tristemente: —Deja de llorar, te llevaré al hospital.

—¿Tengo una pinta desastrosa? —preguntó Nieves a sabiendas. Se rio en voz baja, era una burla hacia sí misma.

Pero Julio dio en el clavo: —No finjas delante de mí, puedes llorar si quieres.

En cuanto las palabras salieron de su boca, Julio encendió el equipo de música, con el sonido al máximo.

—¡Buaaa! —Nieves se acurrucó en su asiento y se echó a llorar.

Los ojos de Julio estaban llenos de pena, pero no dijo nada, solo condujo hacia el hospital.

Aunque la música estaba alta, Julio aún podía oír los gritos desesperados y desgarradores de la mujer.

Su corazón estaba lleno de culpa, apretando los dientes, pensó que si hubiera sabido esto, debería haber vuelto antes, si hubiera podido volver antes, ella no h
Sigue leyendo este libro gratis
Escanea el código para descargar la APP

Capítulos relacionados

Último capítulo

Explora y lee buenas novelas sin costo
Miles de novelas gratis en BueNovela. ¡Descarga y lee en cualquier momento!
Lee libros gratis en la app
Escanea el código para leer en la APP