― Nunca... te enamores de mí. April lo miró en silencio y finalmente sonrió. ―De todas las cláusulas de este contrato, le aseguro que esa es la que me resultara más fácil de cumplir. No se preocupe, no tengo intención de enamorarme de usted. April Jones, nunca imagino que el primer día de trabajo avergonzaría a su jefe y terminaría descubriendo su oscuro secreto. Despedida y necesitando un trabajo para costear los gastos médicos de su abuela, se encuentra aceptando cualquier cosa. Pero no esperaba que su malhumorado jefe la llamaría por qué la quiere de vuelta, pero esta vez no como su secretaria, sino como su esposa. Un contrato. Un año viviendo juntos. Ser la esposa ideal. Ella acepta confiada, después de todo su esposo falso es , pero… ¿Por qué quiere asesinar a todos los hombres que se le acercan? ¿Por qué de repente la mira de otra manera? April, recibirá todas las respuestas; sin embargo, estás acabaran rompiendo su corazón.
Leer másCAPÍTULO 1: EL TRABAJO DE SUS SUEÑOS
April llegaba tarde de nuevo a su trabajo, bajo del autobús con prisa y corrió hacia la empresa con varios papeles debajo del brazo. Su cabello estaba hecho un desastre, apenas y le habia dado tiempo de peinarse esta mañana, entre su trabajo como secretaria del gerente de recursos humanos y su otro trabajo de medio tiempo, apenas y tenía tiempo de dormir.
Miro su reloj e hizo una mueca, recordó la advertencia de su jefe, si volvía a llegar tarde de nuevo, la despediría y sinceramente eso era menos que necesitaba en este momento, sus cuenta bancaria estaba en cero y al igual que el ciudadano común de Chicago, habia acumulado demasiadas cuentas que necesitaba pagar.
Miro el ascensor y su pie se movió inconscientemente, apretó los labios y volvió a mirar su reloj.
«Demonios, este aparato infernal, ¿no puede venir más rápido?»
Finalmente, la puerta se abrió y subió a toda prisa, afortunadamente no habia nadie, marco el numero de su piso y espero.
Cuando la puerta se abrió nuevamente, April corrió a su oficina y para su sorpresa, su jefe estaba esperándola. Trago un poco antes de hablar.
―Señor… yo… ―balbuceo nerviosa ―Habia trafico y no tengo para pagar un taxi ―explico a toda prisa, y le tendió los documentos ―Pero aquí están los informes que me pidió.
El hombre se puso de pie y le dio una mirada despectiva, dejo los documentos en el mini escritorio y le dijo.
―Desde hoy serás la asistente del CEO. ―informo y April no podía creérselo, parpadeó sorprendida y no pudo evitar preguntar.
―¿Es en serio?
Ser la asistente personal del gran jefe era un excelente puesto, sin mencionar de la buena paga que recibiría. Actualmente, ocupaba el cargo de secretaria del gerente de recursos humanos, fue lo único decente que pudo conseguir y no se quejaba, dado que no le darían el puesto a alguien que no recordaba sus estudios.
Después del accidente, había perdido todos los recuerdos de su vida y poco a poco estaba fabricando nuevos. Es por eso, que no podía evitar estar sorprendida.
―¿Tengo cara de estar jugando? ―el gerente de recursos humanos le dio una mirada desaprobatoria ―No sé por qué fuiste transferida a un cargo tan alto, pero son órdenes del jefe, así que no la cagues, April.
―S-sí, señor. ―ella asintió rápidamente, sin embargo, tenía una duda y no perdió tiempo en hacer la pregunta ―¿La paga será mayor?
El hombre torció los labios y la miró fijamente.
―Ni siquiera has empezado y ya te preocupas cuanto vas a ganar, lo que debería importarte es hacerlo bien y darle una buena impresión al jefe, además, el grupo CM siempre ha remunerado bien a sus empleados.
Luego de decir esto, sacó una carpeta y la colocó sobre el escritorio.
―Apréndete esto de memoria, son los gustos del presidente, te encargarás de todo lo que se refiera a su comida, cosas personales, y por supuesto su agenda. Tu primera tarea es ir a su departamento y encargarte de que todo esté en orden, límpialo y deja todo perfectamente para cuando regrese, ¿está claro?
La chica asintió y se puso de pie con una sonrisa.
―Lo haré bien, señor y… gracias por la oportunidad.
―Sí, sí. ― la miro un momento y la detallo a conciencia ―April podría llamarse una chica promedio, su cabello de color rubio cenizo, no tenía nada de especial, usaba anteojos de montura gruesa y su ropa era de descuento en Walmart.
No entendía por qué el jefe la había pedido expresamente a ella.
April se dio la vuelta, y salió de la oficina con una sonrisa en sus labios, finalmente Dios había escuchado sus oraciones.
Le preocupaba la situación de su abuela, estaba internada en el hospital desde que sufrió el infarto. Los gastos eran monumentales y ella apenas podía cubrirlos, a pesar de que su hermano Garret la ayudaba algunas veces, la mayor responsabilidad la tenía ella. Aparte de ser la secretaria del gerente de recursos humanos, también, tenía un trabajo de medio tiempo en un club y si podía hacía algunas tutorías de matemática, era buena en la materia. Aun con la pérdida de sus recuerdos, podía resolver ejercicios matemáticos, el médico le había dicho que se debía a que su cerebro poco a poco iría retomando los recuerdos.
En ese momento sonó su teléfono, era Garret, su hermano gemelo. Actualmente, estaba en New York, después del accidente, se había mudado a esa ciudad, sin embargo, quedaba sin empleo la mayoría de las veces, April no entendía la razón, se había graduado de una de las mejores universidades del país.
―¿Hola?
―April, ¿tienes algo de dinero?
Ella suspiró y negó levemente. Con esa era la cuarta vez en el mes que la llamaba para pedirle.
―Garret, ¿te volviste a quedar sin empleo?
―Bueno…
―¿Qué pasa contigo? No duras en ninguno y siempre me pides prestado dinero que sé, no devolverás, mira…
―¿Puedes o no? No te llame para que me sermonees April, no eres mi madre.
«Madre»
Esa palabra estimulaba la culpa en ella. April contuvo la respiración y su mano apretó con fuerza el celular, luego de controlarse, dijo.
―Lo lamento, no tengo. Y lo que está en mi cuenta es para la abuela, ya ves que solo ayudas de vez en cuando y es una miseria.
Del otro lado del teléfono, el chico bufo.
―No fui yo la que causo todo esto, April. Es justo que seas tú quien pague. No importa, solo llamaba para eso, adiós.
Sin darle siquiera tiempo a refutar, colgó y ella contuvo las lágrimas para no llorar frente a un extraño. Si su hermano supiera lo mucho que la lastimaba, tal vez no seria tan cruel con ella. Estaba mirando su celular, cuando el taxi se detuvo frente al complejo de edificios que también pertenecían al grupo CM. Pago la tarifa y se apresuró a subir.
Cuando estaba a punto de marcar la clave para abrir la puerta, escuchó un gran estruendo que provenía de adentro. Se quedó con el dedo en el teclado y frunció las cejas, para luego pegar la oreja a la puerta.
¡Pum!
Otro golpe vino de adentro.
«Según el gerente, el jefe aún no ha vuelto de su viaje, ¿es posible que se trate de ladrones?»
―Maldita sea, no se puede tener tanta mala suerte en la vida, hoy que es mi primer día, un ladrón se antoja en hacer sus fechorías. ¿Qué te hice dios, que te hice? ―gimió.
April respiró hondo y miró a su lado un pequeño macetero con un cactus, lo agarró con fuerza y abrió la puerta con cuidado.
Antes de abrirla tocó ligeramente, pero parece que la persona que estaba dentro no la escuchó, abrió la puerta un poco más y entonces lo vio.
―¡Con un demonio, Megan, suéltame! ―la exclamación furiosa del hombre la saco de sus pensamientos.
En la sala principal había una mujer de pie y también un hombre. La chica vestía ropa deportiva, pero el hombre solo llevaba una toalla alrededor de su cadera. Todo indicaba que acababa de ducharse, sin embargo, su cabello estaba sujeto por la mujer. Su cuerpo estaba medio arqueado y realmente parecía avergonzado.
«¿Qué rayos está pasando aquí?»
El hombre sujetó la muñeca de la mujer y dijo pacientemente.
―¡Suéltame, y hablemos, ¿Por qué tienes que usar la violencia?
―¿Violencia? ¿No tengo derecho a estar enojada? ¿O es que no me has mentido lo suficiente? ―la mujer de verdad estaba enojada y tiró de su cabello mientras el hombre luchaba por soltarse.
―¡No te mentí, escucha mi explicación primero!
Las palabras del hombre parecían haber aumentado la ira de la mujer y esta apretó con más fuerza y gritó.
―¿Qué vas a explicar? ¡Marcelo Mancini, eres un maldito mentiroso!
«¿Marcelo Mancini? ¡¿El presidente de la compañía, su jefe inmediato?»
Sus ojos se abrieron con sorpresa y por un segundo una sensación de familiaridad la golpeo, era como si lo reconociera de algún lugar. Lo cual era raro, ya que durante el tiempo que tenía en la empresa, nunca había visto a su jefe personalmente, solo había escuchado hablar de él.
April volvió en sí, y sostuvo la maceta con fuerza, y corrió hacia ellos, cuando se detuvo, preguntó ansiosamente a su jefe.
―Señor, ¿se encuentra bien?
Él la miró de reojo y apretó los dientes.
―¿Por qué estás parada ahí? ¡Date prisa y quítamela de encima!
April asintió rápidamente.
―Sí, sí, señor, ¡lo ayudaré de inmediato! ―a pesar de que dijo que lo ayudaría, sabía que no era rival para esta mujer. Se dio la vuelta con ansiedad y vio el macetero en su mano, cerró los ojos y golpeó vigorosamente el brazo de la mujer.
―¡Maldita sea!
Al escuchar la maldición, April abrió los ojos para examinar el daño. El cactus estaba justo en la cabeza del presidente que parecía estar a punto de matarla.
―Señor… yo… lo lamento…
April estaba aterrorizada en este punto. Era su primer día como asistente y le había clavado un cactus en la cabeza a su jefe. Ella apartó rápidamente la maceta, pero un pedazo de cactus se quedó pegado a la cabeza. Al mirar la maceta vacía, April trago saliva y preguntó con voz temblorosa.
―Señor, ¿está bien?
―¿Quién diablos eres tú? ¡¿Por qué estás creando más problemas?! ―pregunto Marcelo haciendo una mueca de dolor. Antes de que pudiera decir nada más, cayó al suelo, la mujer lo había derribado y ahora estaba aplicando una llave, y para colmo el cactus se pegó más.
April estaba ansiosa por ayudarlo, pero la mirada aguda de la mujer la atravesó.
―Te lo advierto, ocúpate de tus propios asuntos.
La mirada asesina en los ojos de la mujer asustó a April. Ella vaciló y retrocedió unos pasos, no queriendo meterse en problemas.
Sin embargo, no podía quedarse ahí sin hacer nada.
De repente tuvo una idea, corrió hacia la mesa junto al sofá y llamó a seguridad.
―¿Hola? ¿Departamento de seguridad? Vengan rápido al pent house 310, el señor Mancini esta… ―lo miro en el suelo con el rostro rojo a causa de la llave que estaba siendo presionada en su cuello y agregó ―… atacado.
Ya que era un asunto de gran importancia, todo el departamento de seguridad del edificio se puso manos a la obra.
Después de colgar, April se dio la vuelta y vio que la mujer aún seguía presionando el cuello de su jefe. Lo cual era bastante sorprendente, Marcelo Mancini, era un hombre alto y poderoso, pero ahora era como una marioneta en sus manos incapaz de defenderse.Fue entonces, cuando April recordó que el rumor de que la novia del jefe era una experta en artes marciales, de nivel profesional y además había participado en varias competencias.
«¿Así que esto es una pelea de amantes?», pensó para sí misma. Sin embargo, esta pelea de amantes parecía poner en riesgo la vida de su jefe.
Tomando un marco de fotos como arma, April miro a la mujer con nerviosismo.
―He llamado a los guardias de seguridad. Será mejor que te calmes, si tienes algo que reclamar, no debes usar la violencia. ¡Suelta al jefe!
La mujer no lo soltó y con el rostro pálido, el hombre dijo débilmente.
―¿Por qué llamaste a seguridad…?
Antes de que terminara de hablar, la mujer lo soltó y se puso de pie. April no pudo evitar respirar profundamente, quizás ahora ella sería su nueva víctima.
La mujer miró a April y se burló, no obstante, había dolor en su mirada.
―¿Sabes por qué le hice eso?
April negó con la cabeza y dijo en tono indiferente.
―No me interesa saberlo, pero independientemente de lo que haya sucedido, no tiene por qué actuar así. Pudo haberlo matado, mire cómo lo dejó, todo golpeado y débil.
La mujer no se inmutó por su regaño, en cambio, se río y dio un paso hacia ella.
―¿Qué sabes? ―sus ojos oscuros mostraban tristeza ―Hemos tenido una relación por más de tres meses. ¡Pero ni siquiera me ha besado una sola vez!
Finalmente ella lloró.
«¿Es tan importante que te besen en una relación?» April reflexiono.
―Bueno, quizás el jefe es un poco tímido… ―April trató de buscar una respuesta a su acusación, pero honestamente, no entendía por qué Marcelo no besaría a una mujer tan hermosa.
―¿Tímido? ―la mujer miró a Marcelo con tristeza ―Ojalá fuera eso. ―luego volvió a mirar a April y su cara siguió derramando lágrimas mientras lo señalaba con su dedo. ―No me beso porque le gustan los hombres. ¡El CEO de CM Group es gay!
EPÍLOGO.―Papá, tengo frío.April escuchó aquellas palabras desde su estudio. Estaba en la mitad de un plan de negocios para presentarlos a los nuevos inversionistas que irían a su empresa. Tras tres años de práctica y estudios, finalmente había formado su propia empresa, Marcelo le decía que no tenía que trabajar, pero ella quería su independencia financiera. Su marido siempre la halagaba, por supuesto, pero en el fondo sabía que le gustaría tenerla en casa.Dejo los papeles antes de agarrar la sudadera azul que su hijo había dejado tirada en el suelo. Pero cuando entró en la sala se dio cuenta de que no hacía falta. Marcelo ya se había girado en el escritorio para subir a su hijo de tres años a su regazo.Antoni le rodeó el cuello con los brazos antes de acurrucarse contra su pecho y rozarle el hombro con sus delicados rizos castaños.—Te quiero —dijo el niño con su voz dulce.—Yo también te quiero —contestó Marcelo con un tono de profunda sinceridad que desarmaba a April cada vez q
COSECHA LO QUE SIEMBRA.TIEMPO DESPUÉS…April avanzó con sus lujosos tacones hacia la cama donde yacía la anciana, cuya vida, según el diagnóstico médico, se extinguía. No era una visita deseada, sino impulsada por la obligación hacia su abuela, quien ahora residía en una pensión para ancianos financiada por el gobierno, donde la calidad de vida y las comidas dejaban mucho que desear. A pesar de las súplicas de la anciana, April había tardado en reunir el coraje para visitarla.Al detenerse frente a la cama, observó a la mujer, visiblemente debilitada.—¿Querías verme? —preguntó, su voz desprovista de cualquier cariño. Las heridas del pasado habían erosionado cualquier afecto que pudiera haber sentido hacia su abuela.—April... —la anciana murmuró con esfuerzo—. Me estoy muriendo.April arqueó una ceja y frunció los labios con desdén.—Dime algo que no sepa. ¿Acaso pensabas que serías eterna?La mujer en la cama tosió débilmente.—Soy tu abuela y... nunca viniste a verme, después de q
UNA DEUDA. ―¡¿Cuándo vas a pagarme lo que me debes, Lucia?! ―Lo siento, lo siento. Te prometo que te pagaré el doble el mes entrante ―la chica de apenas veinte años, dijo mientras miraba los costosos zapatos de su atormentador, estaba segura de que ese dinero no le hacía falta, pero sin duda él disfrutaba hacerla temblar de miedo cada inicio de mes. ―No he podido sacar suficientes horas… ―Ese no es mi maldito problema, Lucia ―dijo Ronan quien se apartó del costoso auto y tomó un mechón de su oscuro cabello ―¿Quieres ser libre? El hombre alto y de aspecto intimidante, hizo que el corazón de Lucia casi se le saliera del pecho. Él había sido su pesadilla desde que heredó esta deuda. ―Conseguiré el dinero. Lo prometo. Ronan se acercó y el molesto olor de su perfume envolvió por completo a Lucia. ―Tenemos un trato, ¿recuerdas? ―se acercó a su oído y susurro ―Prometiste pagar la deuda que tu padre me debe y así no tomaría a tu preciosa hermana como compensación. Hasta ahora he cumplid
RECUERDO NUESTRO PASADO. April bajo la cabeza y miró sus dedos que apretaban con fuerza la sabana. ―Yo… te mentí. ―susurro. ―¿Me mentiste? ―Sí. Marcelo apretó las cejas sin comprender, para él, April era la mujer perfecta. ―Amor, explícate por qué no entiendo, ¿vale? ―dijo alzando con delicadeza su rostro y dándole una sonrisa ―Si dices que me mentiste, estoy seguro de que fue por una razón. Y antes de que hables, quiero que sepas que te perdono. Nada, escucha bien, nada va a separarme de ti. ―en sus ojos había determinación ―Ni siquiera la muerte. Ella de repente lo abrazó y cerró los ojos. ―Te recuerdo… ―murmuro mientras las lágrimas bañaban sus mejillas ―… Recuerdo nuestro pasado. ―Shhh, no llores. ―se apartó un poco y acunó su cara. ―¿Cómo así qué me recuerdas? ―Es que… nunca te dije que había perdido la memoria. Perdí mis recuerdos en el accidente donde murieron mis padres. Y allí, también te perdí a ti. Marcelo la miró en silencio tratando de procesar sus palabras, per
FIN DE LA PESADILLA. April abrió los ojos lentamente y lo primero que vio fue a Marcelo a su lado, dormido con su mano entrelazada, una cálida sonrisa ilumina su rostro. Una sensación de tranquilidad y amor inunda su pecho, como si finalmente hubieran vencido todos los demonios que los acechaban. Con dificultad, extendió su mano para acariciar el cabello de su esposo, pero el movimiento lo despertó. Sus ojos se encontraron y en ese instante, él se incorporó rápidamente. ―Mi amor ―susurro Marcelo con voz suave, y April le respondió con una sonrisa tierna, instándolo a acercarse. El hombre obedeció solo para ser recibido por sus labios en un beso suave pero cargado de significado. Marcelo se apartó y miró el rostro de su mujer, finalmente la pesadilla había terminado y ahora solo quedaba ser felices. ―¿Quieres agua? ―pregunto al ver que ella no decía una palabra. ―No. ―murmuro April ―Yo… solo quiero saber… Había recordado al bebe, aunque hizo lo posible para protegerlo, aún era mu
BÚSQUEDA DESESPERADA. Cassio, Marcelo y Salvatore se reunieron con los hombres de Cassio en un lugar apartado, listos para emprender el rescate de April. Sus rostros reflejaban determinación y una mezcla de ansiedad y rabia. Sabían que el tiempo era crucial y que cada segundo contaba. El grupo avanzó sigilosamente hacia el sitio donde se suponía que April estaba cautiva. Se movían con cautela, manteniéndose ocultos entre las sombras mientras se acercaban al barco abandonado donde se encontraban sus enemigos. Los hombres de Cassio, expertos en combate, se desplegaron alrededor del barco, asegurando todas las posibles salidas. Se movían con precisión militar, sus armas listas y sus sentidos agudizados. En silencio, rodearon estratégicamente el barco, formando un cerco impenetrable. Al llegar al barco, Cassio lideró el grupo con Marcelo y Salvatore a su lado. La tensión era palpable mientras avanzaban con sigilo por la pasarela de acceso al barco. Cada uno de ellos estaba preparado pa
Último capítulo