Vicky Sams
En los siete años de matrimonio, Logan la trató fríamente como si fuera una extraña, pero Rebeca siempre mostró su sonrisa frente a todo, porque le quería y confiaba en que algún día le calentaría ese corazón frío.
Sin embargo, lo que llegó fue que su marido se enamoró a primera vista de otra y le dio a esa los mimos que ella nunca disfrutó.
Aun así se aferró amargamente a su matrimonio, hasta que el día del cumpleaños de ella, atravesó miles de kilómetros al extranjero para reunirse con su marido y su hija, pero él se llevó a su hija para acompañar a esa mujer, dejándola sola en una habitación vacía.
Por lo que finalmente su última esperanza fue pisoteada y se despertó.
A Rebeca ya no le dolía ver que la hija que ella crió con tantos cuidos quería que otra mujer fuera su madre.
Preparó los papeles del divorcio y renunció a la custodia. Se marchó como si nada, y desde entonces ignoró a su marido y a su hija, solo esperaba pacientemente a que llegara el ceretificado de divorcio.
Renunciando a su familia y retomando su carrera, la chica que era menospreciada por todos ganó fácilmente millones de dólares.
Sin embargo, a pesar de la larga espera, el certificado de divorcio no llegó nunca, por no hablar de que el hombre que antes no regresaba a casa se volvió poco a poco inseparable de ella.
Al enterarse de que su mujer quería el divorcio, el hombre, siempre reservado y frío, la bloqueó en un rincón y dijo: —¿Divorcio? Imposible.