¿Qué sucede si una abogada joven y ciega de esperanza hacia la humanidad, cae en manos equivocadas? ¿Qué sucede si su alma hambrienta de justicia se encuentra cómoda en la maldad? ¿Qué ocurre si los últimos casos y últimos hombres que ella logro encerrar son todos de un mismo jefe? ¿Y qué sucedería si ese jefe la encuentra? Pero como somos seres humanos, hasta el mas poderoso hombre tiene sentimientos... Y la mas justa mujer tiene su pisca malvada. Pero la política y la corrupción no van de la mano, ¿o si?
Leer másFecha:26 de setiembre del 2019
Lugar: desconocido
Nicolle
Me encontraba sentada en una sala, no veía nada por la bolsa de tela que cubría mi cabeza. Me habían atrapado, estaba en un lugar desconocido y lejos, pero a pesar de eso me sentía segura y poderosa... Yo me hallaba acá por una razón y no me arrepentía.
Escuche pasos con determinación acercándose y un aroma a desodorante de hombre me ahogó.
–Vamos a hacer justicia abogada- dijo una voz de masculina y ronca, –tenemos bastantes temas pendientes...
No me podían ver mi cara, sin embargo en ella había una sonrisa despreocupada pero hice que mi voz demostrara falsa desesperación –Oh por dios, no me mates. Solo soy una chica que hace justicia, por favor–.
Pero cuando menos creía, me saco la bolsa permitiéndome ver sus rostros y supe que ellos no esperaban que saliera porque podría identificarlos.
–Seamos profesional abogada, se lo ruego– me dijo la voz fuerte que me había hablado anteriormente, pero sus palabras no tenían maldad, sino que demostraban paciencia y madurez -cosas que buscaría en un hombre no obstante, a él no lo considero ni ser humano-. Tuve que levantar mi cabeza bastante para poder ver su rostro, tenía gran altura y llevaba un traje azul oscuro que le quedaba ajustado en las partes que resaltaban de él; como su espalda, sus hombros, su pecho, sus piernas, su formado cul... –Abogada...– me llamó. Sin darme cuenta mi cabeza se había inclinado para poder verlo de atrás y me sonrojé.
Me acomodé en mi asiento mientras veía que él se iba a sentar del otro lado de la mesa larga y cuadrada, su cabello era de castaño claro y llevaba una barba prolija, su cara estaba bien proporcionada y su mandíbula era tallada por los mismos Dioses. Tosí en busca de mi voz segura y determinada –Quisiera agua, ¿señor...?
Me miro a los ojos y pude ver ese azul intenso que me intentaba descifrar, –Howard, Jason Howard...
¿Cuántos Howards había?
–Aja, ¿por qué estoy aquí Howard?– dije entornando los ojos, él chasqueó los dedos y uno de sus dos guardias que estaban detrás le entrego un sobre. Yo no sentía miedo, al contrario me interesaba encontrar estas cosas, ya que debía intentar ser más lista que las personas corruptas y me fascinaba. Un hombre que estaba detrás de mí, seguro un guardaespaldas, trajo el sobre y lo abrió, pero antes di un vistazo a la enorme sala en donde estábamos.
En la pared a mi derecha consistía en ventanales y se podía ver un paisaje verde con un laberinto de arbustos y lleno de flores, parecía que el terreno no tenía fin. Todo en la sala era de un blanco reluciente, desde la mesa hasta el piso y las paredes, arriba nuestro había unas luces antiguas de cristal enorme. Tenía que sacar todos los detalles, si la casa era de este hombre podía deducir que era rico y extremadamente exigente con la limpieza y el orden.
Miré fijo a Jason mientras que el otro sujeto sacaba pequeñas imágenes y cuando pude ver el contenido, consistía en fotos de hombres... Pero, no eran solo hombres, eran los hombres que yo había encarcelado porque eran los culpables de los casos que tuve que defender y que por supuesto había ganado, ningún caso lo perdía. –Por su mirada, los conoce abogada– me interrumpió mis pensamientos.
–Si, los metí a todos a pagar por los sucesos horribles que habían hecho, ¿algún problema Howard?
–Sí, déjeme explicarle...– seguía con esa voz amable, pero firme, –Todos esos son mis hombres, 26 en total, 26 hombres que un día me entero de que una abogada creída se había atrevido a encerrar...
Se levantó y empezó a caminar hacia donde estaba, pero no demostré debilidad, sino que sonreí para hacerle entender que me satisfacía llevarlo a cabo, –¿Sabes lo que estropeaste, Nicolle?
–¿Sabes a cuantas personas salvé, Jason?– y con eso se acercó y se sentó en la mesa delante de mí. Estaba a centímetros, con sus piernas abiertas y yo en el medio, me ganaba en tamaño y me sentía diminuta a su lado.
–Madura, Nicolle, madura.
–¿Cuándo lo vas a hacer tú? Todavía no sé lo que encabezas, pero no debe ser chico y mucho menos bueno.
Siguió ignorando mi comentario, –Madurar, Nicolle... es entender que los humanos son una m****a, una plaga que nunca se va a acabar.
Acercó su mano y no la pude detener porque permanecía atada a la silla y me acomodó los mechones de mi pelo negro que estaban en mi rostro, su tacto fue suave y frío... Como no me queje de su toque se acercó a mí con su cara y nuestras miradas quedaron en la misma altura, la mía con desprecio y desafío, la de él con deseo e interés...
Sus ojos azules eran intensos y parecía que te desnudaba con ellos, acumule tanta saliva como pude y le escupí el rostro. Sus hombres se alteraron, pero él los freno con un gesto de mano, agarro la bolsa y me la colocó de nuevo en la cabeza.
Ya no podía ver nada, aunque sentí su enorme mano en mi cuello, no fuerte ni despacio, determinado. Se acercó y me susurro en el oído, su voz fue malditamente ronca y masculina, -fue un placer, abogada...
Lo sentí irse y otros hombres me agarraron, no sé si lo volvería a ver y tampoco si saldría de esta, pero sabía una cosa y era que lo iba a destruir.
Fecha: Dos de octubre (00:30 a.m) de 2019 Lugar: Casa Howard Nicolle Al ir corriendo supe que no iba a llegar, pero todo el que me conociera sabía que iba a dar todo de mí, sin rendirme. Escuché el estruendo de la pistola y salté, saltécomo nunca la había hecho... porque no era cualquier vida, era la de mi padre, el hombre por el cual hoy era quien era. Salte de costado en la linea que se formaba entre el Señor Howard y Richard, cerré los ojos, no solo por el esfuerzo de tapar toda posibilidad de que la bala le diera a él, sino que también por miedo. Miedo a que se vaya mi padre pero miedo de irme sin decir adiós, porque al tomar esta decisión, sabía que también tomaba sus consecuencias. De un segundo para otro un fuego intenso rozó en mi oreja izquierda haciendo que al momento de impactar con el suelo, mis manos se encontraran en este raspón profundo que em
Nicolle Fecha:Primero de octubre de 2019 Lugar: Casa Howard Hay demasiadas formas de despabilar a una persona, ya sea tirándole agua helada, haciendo mucho ruido o simplemente entablar una charla para que la mente de la persona empiece a trabajar. A mí la siesta me había dejado en un intenso estado de sueño pero al interrumpirlo, ya que debía presentarme en hora a las cenas y almuerzos, me había dejado con un horrendo estado de humor y por supuesto, no había repuesto totalmente mis energías. -Esta la comi…- llegue a escuchar a la chillona voz de Emma, pero luego un estruendo golpe y un montón de hombres armados entraron por la puerta doble de la sala. No fue solo eso lo que me saco de mi estado sonámbulo, sino que el chirrido de las sillas de toda la familia por pararse de golpe y ponerse en posición, unos con armas y otros con cuchillos… Me h
Charles Fecha: 30 de septiembre de 2019 Lugar: EE. UU., San Francisco. Salí de mi oficina con alta energía, más de la que había tenido en toda la semana, al salir estaba Antonio, un guardia de seguridad que se encargaba de seguirme. -Quiero a mis hombres, hoy iremos a Richmond Una vez este afirmo con un movimiento de cabeza, me dirigí al estacionamiento. Cuando ya estaba en mi Mercedes, respire profundo varias veces. Si todo salía bien, podría verla y abrazarla de nuevo. Después de meditar si llamarla o no, maque el numero en mi celular, -Aló, ¿Paulina? -Sí, es ella... -Necesito tu ayuda, ¿estas ocupada? Demoró unos segundos, seguramente por lo nervioso de mi voz, -Emm, estaba con el juez pero acabo de salir y no voy a volver. Así que si, continúa... -Es sobre Nicolle. Ya sé dónde está. Silencio, Paulina callada era por algo que de verdad
Fecha:Primero de octubre de 2019 Lugar: Casa Howard Nicolle -Te dije que un Howard hacía mal...- dijo la voz dulce y familiar delante de mí. Cuando levante la cabeza, en la silla opuesta estaba Emma con su celular, -siempre advierto las cosas y nadie me da un pelo de atención. -Ya Emma, tienes razón... Pero que tampoco da que me estés reprochando cuando yo estoy llorando. -Que sí, sirve sí... Porque la próxima que te diga, espero que no vuelvas a tropezar dos veces con la misma piedra. Se me estaba agotando la paciencia, -Emma, querida. Eres mi hermana y estoy en todo mi derecho de mandarte a cagar, pero sin embargo me lo estoy aguantando. Giró los ojos, cosa que me hizo enojar más y luego habló -pero que buen ejemplo, una abogada que dice que tiene derecho a hablarles mal a las personas. Cuéntame una cosa Nicolle, ¿cuándo vas a confirmar que
Fecha:Primero de octubre de 2019Lugar: Casa Howard Nicolle Lo que menos quería era que pensaran que me producía por un Howard, ya que si bien me di cuenta de que esto es una cita improvisada la cual Jason obligó a Alec, no iba a darles el gusto. Me puse un short blanco y un top que lo acompañé con un saco largo transparente del mismo color. Antes en la hora de desayunar todo iba perfecto, mis emociones no salían y estaba en paz, pero eso cambió cuando pude ver al mediano de los Howard sentarse y clavar mi mirada en mí para molestar, a veces simplemente no lo soportaba... No era solo que no dejaba de estar en mi mente, tampoco en ninguna parte de la casa y ahora debía de ir a un "paseo" con él, que acepté solo porque me daría la pos
Fecha: 1ero de Octubre de 2019Lugar: Casa Howard Nicolle Yo soy fuerte, poderosa y firme, pero solo desde la mirada exterior, por dentro un mínimo sentimiento me puede destrozar. Cuando estoy en situaciones como esta, dentro siento un gusto amargo y la angustia colarse en mi garganta mientras la ansiedad se asoma en mis extremidades obligándolas a moverse desesperadamente. Solía ser abierta y casi transparente hacia las personas, contaba todo y mi sonrisa era mi único estado... pero como dice el dicho,"todo lo que empieza, termina". No fue la adolescencia la que me hizo cambiar y menos la regla -o menstruación- a la que todos le echan la culpa, fue un cambio automático que se activó apenas empezaba a tener sentido común. ¿Por qué? Porque al darme cuenta de que soy tan particularmente débil y frágil, me daban miedo que las personas pudieran atacarme con traiciones, comentarios, engaños... Y dejé de ser yo
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