Día de Imprevistos

Fecha: 24 de setiembre de 2019

Lugar: Edificio de Justicia de EE. UU.

Nicolle

Su comentario se me hizo desprevenido, en un ambiente serio y tenso no se esperan ese tipo de juegos, –Nombres, admirador, nombres se utilizan.

Entonces un señor de unos setenta años -su abogado, mi competencia- le tocó el hombro, –señor Howard, no debería de estar aquí...

Esperen... ¿Qué? Ese es el nombre del acusado que voy a meter en la cárcel... Uno, no debería de estar sin esposas y dos, se me acerco y eso pone en riesgo mi seguridad. Y me enojé, mi clienta llega tarde y tengo al asesino a mi lado, ¿qué carajos pasaba?

–Disculpe,– me refiero al abogado –¿él es Alec Howard?

El señor alejó un poco al criminal y me respondió, –Si señorita Murray, lo lamen...

No quería escuchar sus lamentos, –¿Por qué un asesino tiene tanta libertad como cualquier individuo?

Por supuesto una persona como Alec Howard no iba a respetar conversaciones privadas, –soy como cualquier individuo, por las dudas–. Mi mirada pasó de fulminar al defensor a fulminarlo a él por dos segundos.

El abogado volvió a hablarme ignorando a su cliente, –Igualmente no fue declarado culpable, por lo tanto no es asesino.

–Todavía... Pero de todas formas no se debería de acercar, no sé si recuerde... Pero tengo una vida y el ya saco una. GUARDIAS.– Grité y ellos se acercaron, –esposas– y me dieron una a la mano que tenía tendida en el aire.

Me acerqué a Alec y con su sonrisa perfecta me tendió sus dos manos juntas frente a su pecho, a él le parecía un juego mi lugar de trabajo. Agarré una de sus manos y de un movimiento rápido se la torcí, movimiento que hizo que se girará y de un segundo ya lo tenía de espaldas con sus dos manos por detrás.

Mientras acomodaba las esposas sin ajustar en sus muñecas, él comentó –Es una experta abogada, seguramente lo hace todas las noches.

Cerré las esposas y le quedaron apretadas, me acerqué a su oreja y susurre, –no sé que m****a te crees, pero tanto yo como mi trabajo deben ser respetados-. Su abogado no me escuchó, seguramente debido a los años, pero uno de los guardas me miró y levantó una ceja. Le mostré mi mejor sonrisa falsa, –ya se lo pueden llevar a su lugar, gracias.

Y como si lo hubiese pedido, mi clienta y los 2 testigos llegaron.

Scarlett se sentó a mi lado en nuestra mesa, su pelo lleno de canas y sus arrugas demostraban por todo lo que había pasado esa señora. Luego de verme dijo con su dulce voz bajo, -perdón por llegar en hora, sé que le gusta tener todo preparado cinco minutos antes.

No le respondí y no quería, estaba muy atenta a la mirada del acusado el cual se veía muy relajado para mi gusto. Ya todos estaban en sus lugares cuando el juez empezó a hablar.

–Inicia la corte, estamos a día 24 del mes 9, hora 11:34a.m. para ser exactos. Este caso se trata sobre el asesinato hacia Joaquín Longht de 20 años, hijo de Scarlett Longth.

El fiscal toma palabra, –que pase el acusado al estrado– Howard se levantó y fue confiado delante de él.

–Jura decir la verdad y solamente la verdad y nada más que la verdad.

Antes de responder con una sonrisa ladeada me dió una pequeña mirada, su pelo marrón miel despeinado le quedaba bien y su cuerpo era bastante atlético, -una lástima que tal bombón se vaya a pudrir detrás de las rejas-.

–Lo juro– dijo luego de dejar de mirarme y sonreír más. Se sentó y era mi turno de pasar a hacer mi jugada.

Me levanté con odio en los ojos, me coloqué en frente de él que estaba sentado, –Señor Howard, cuente su versión de la historia.

–Claro, a Joaquín no lo conocía... solo estábamos en el mismo lugar a la hora equivocada. Eran como las tres a.m. cuando empezaron a sacar a todas las personas del antro y por lo que me contó una amiga en común que teníamos, habían encontrado un cuerpo en el baño. Luego salió en las noticias el nombre, Joaquín.

Estaba muy relajado, podía ser porque no era el acusado o que su abogado tenía ya una solución. –¿Sintió emociones al enterarse de su muerte?

–No. Como ya dije, no lo conocía de nada.

Intentaba encontrar una falla en su versión que pudiese ayudarme, proseguí –pero tenían una amiga en común...¿Cómo surgió esa relación?

–Ella es amiga de la prima de él, en algún momento se llevaron bien y... surgió. Ella y yo éramos compañeros de clase.

–Okey... Pido solicitud para proceder con evidencia-, pedí. Sabía que era muy pronto porque en realidad, la víctima debía contar su versión para luego discutir quien había mentido y mostrar evidencias.

Él juez, antes de proceder debía preguntar, –¿Qué clase de evidencia?

–Reproducción de un video de los hechos, es urgente.

Lo pensó un momento, –solicitud concedida.

Y como deseaba los nervios brotaron del bando contrario, el abogado se levantó y con voz bastante más alta para mi gusto habló, –¡no debería poder!

A mi nadie me grita.

Antes de que pudiera reaccionar el juez, reaccioné yo –¡OBJECIÓN! Baje su tono de voz–. Inmediatamente se sentó de nuevo.

Pusieron el video en la tele de tamaño mediano que había, el video daba lugar a la noche del asesinato.

–Como se podrá ver en el video, ese es uno de los pasillos del antro en la misma noche del suceso, uno de los pasillos que se dirigen a los baños... Pero que obviamente está lleno por jóvenes haciendo actos sexuales.– Agarre el control y procedí a despausarlo, –Joaquín, este chico morocho que se dirige hacia el baño pecha contra otro sujeto, sujeto con pelo marrón y del mismo físico que el acusado–. El video no era HD, por lo que tenía que describir las escenas. –Minutos más tarde regresa el sujeto que se había retirado del baño, al baño...– dije mirando con obviedad al juez.

–Prosiga–, fue lo único que dijo.

–En todo el video no se ve salir más a Joaquín, pero el acusado sale más despeinado aún. ¿Algún comentario Howard?

–Sí... ¿Usted nunca se pasó de copas? Porque mire, cuando usted lo hace su sistema urinario falla y debes de ir al baño todo el santo tiempo.

–Permiso para hablar–, dijo su abogado.

–Permiso concedido– respondió el juez.

–Las imágenes no son claras, mi cliente ni siquiera tiene el pelo tan largo como en el video.

–Se lo pudo haber cortado...– dije como si fuera obvio. –Además, tengo más pruebas. En el cubículo donde se encontró el cuerpo, había también el ADN de su cliente–. Le alcancé los papeles que lo afirmaban al juez, este procedió a inspeccionarlos. Minutos pasaron hasta que asintió confirmando mi evidencia, giré hacia Alec que ya se le había borrado esa cara de confianza y le guiñé el ojo mientras le mostraba mi sonrisa como un, -quien ríe último, ríe mejor,

guapo-.

Luego de que fue el turno de la madre de la víctima contar su versión, cosa que no aportó mucho porque solo sabía la hora en la que salió y sus amigos cercanos, entre ellos la amiga en común, la cual la madre la describía el amor inalcanzable de su hijo o mejor dicho su crush. Fue el turno de presentar a nuestros testigos.

El juez se levantó, –¿alguno trajo testigos?– nosotros habíamos traído a un empleado del antro, pero no me servía del todo por lo que no dije nada. Además estábamos a punto de ganar y no era necesario.

–Si, yo traje...– respondió rápido mi clienta. –A la amiga en común, Sofía Matthew–. Me dí cuenta de que hoy era el día de escuchar imprevistos, ¿cuándo pensaba decirme que había traído a esa joven? Miré a Scarlett con enojo y confusión y el juez lo noto.

–Nicolle, ¿todo bien?

–Si–, la testigo ya había jurado y estaba sentada esperando, en este punto estaba improvisando gracias a mi clienta. Cuando me puse en frente de la testigo, Sofía... noté a una joven de 18 años con un pelo rubio largo hermoso y sus ojos eran turquesa, era bellísima. –Matthew, ¿cómo era la relación entre tú y Joaquín?

–Era perfecta, yo lo veía como un hermano mayor, cosa que no tengo.

–¿Sabes si Joaquín tenía enemigos?

–No, para nada. Él era el más querido por todos, aunque no era muy conocido–, no me estás ayudando querida...

Proseguí masajeandome la sien, –estuviste en la fiesta, ¿en algún momento Joaquín y Alec desaparecieron al mismo tiempo?– sí, di si y con eso ya ganamos.

–Emmm no creo, Joaquín me protegía todo el tiempo y cuando no estaba él, por seguridad iba con Alec que es el único que conocía-.

Le lancé una mirada a Scarlett avisándole que la había cagado. Si el otro bando no tenía más testigos, seguramente el caso procedería a continuar en otro momento por falta de evidencia.

–¿Cuál era tu estado? ¿Estabas sobria?

–Más que Joaquín si- y se rio, SE RÍO... lo que dijo mandaba mis evidencias a la b****a, Joaquín estaba borracho y podía haberse metido en una pelea dentro de baño con cualquiera.

Aunque no me gustaba pedirlo, lo necesitaba, –permiso para un receso.

El juez contestó, –permiso concedido, se procede a receso de quince minutos.– me levanté y me fui directo a Scarlett.

–No recuerdo bien cuando carajos acordamos que venía Sofía.

La cara de Scarlett era de pánico, pánico de perder el caso de su hijo, por lo menos entendía la situación. –Lo sé, lo siento... Creí que ayudaría.

–Pues creíste mal, ahora caminaremos en las mismas calles que él. 

Los nervios se le notaban en la voz entre cortada, –pero está el video, es él... Hay que ser bobo para no ver que es él.

En parte tenía razón, el video era bastante claro. Me calmé y le contesté, –si, quizás. Pero no será hoy que terminará el caso... El juez no me la va a hacer fácil, esta noche ordenaré escoltas para tu hogar y no salgas si no es mañana para continuar el juicio. Si no nos conceden la razón, ese monstruo quedará libre hasta el próximo encuentro.

Ya sentada me fijé la hora, eran las 14:04. Habían pasado más de dos horas y era obvio que se iba a cerrar el caso por hoy, ya estábamos todos cansados.

El juez vuelve a su lugar luego de charlar sus minutos con el tribunal, –Receso finalizado. Ya se tomó una decisión por parte del tribunal de justicia.

Miré a Scarlett sin esperanza, su cara lo reflejaba todo... era una pobre madre desesperada en busca de justicia por la perdida de su hijo. No podía perder en el próximo juicio, fallaba como abogada si se me escapaba un monstruo así.

La voz fuerte del juez interrumpe mis pensamientos, –el acusado es inocente.

–¿QUÉ M****A?– Déjenme decirles que yo soy bastante profesional y seria, pero en este caso no lo fuí. Pegué contra la mesa mientras me levante del asiento y fui rápido hacia el juez, por supuesto mi reacción fue totalmente fuera de lugar y el mismo oficial que me había dado las esposas me detuvo con su enorme brazo. Yo seguí con mi histeria, –es una p**a broma, ¿no?

El juez parecía enfadado, pero yo lo estaba más, –SEÑORITA MURRAY, su lenguaje. Si se preocupa por la seguridad de su cliente y la suya no hace falta, le enviaremos escoltas.

–Pero... ¿y el video?– dije con confusión.

–Su propio testigo, es la coartada de Alec Howard... quien no se cruzo en el baño con Joaquín. El es inocente, se tendrá que buscar otro sospechoso, punto.

Estaba en una fase de descolocación, no podía creer tal injusticia. Giré para ver al asesino libre y su risa fue odiosamente perfecta, otra vez. Tenía tal impotencia que podía ocurrir dos cosas, o lloraba o mataba a alguien. Decidí darme la vuelta y retirarme. Mientras caminaba ví una cara conocida entre los asientos del público permitido... ¿el padre de Pau?, pero no le dí importancia. Una vez llegue al ascensor las lágrimas se me escaparon sin avisar, era tanto el enojo y frustración que me deje ir.

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