Christian Montero fue advertido en el lio que se estaba metiendo, pero él simplemente se dejó llevar por la belleza y seducción de una joven universitaria, una joven con una astucias capaz de enredarlo en sus redes con pequeños juegos de seducción, juegos a los cuales él no se podía resistir y en los que muchas veces le tocaba con su mano desaparecer aquel dolor que esa pequeña ocasionada y que no aligeraba. Él pobre hombre se emocionó tanto, que no le importó perder la cabeza por ella, y mucho menos le importó dejar que se apoderara de su vida y su mundo completo. En esta historia lo que inició con un juego de seducción, terminó en una realidad donde el amor será puesto a prueba y donde las amistades se demostraran cuan leales son.
Leer más