El apartamento estaba en silencio.Un silencio distinto al de la soledad; era un silencio expectante, cargado, como si las paredes supieran que aquella noche algo importante iba a suceder. Denisse permanecía frente al espejo de cuerpo entero, observándose con una calma que no era real. Vestía un vestido largo, elegante, de líneas sobrias y caída impecable. No era ostentoso, pero imponía. Como ella ahora.Se ajustó el collar con manos firmes. Ya no temblaban.Dos años atrás, hacerlo le habría costado respirar.Hoy no.Respiró profundo, recordándose que ese compromiso no era una mentira… era una estrategia. Un escudo. Una declaración de poder.—Estás impresionante.La voz de William la sacó de sus pensamientos. Él estaba recargado en el marco de la puerta, traje oscuro, gesto tranquilo. Siempre era así: presente sin invadir, atento sin exigir.—Gracias —respondió ella, sin girarse de inmediato.William se acercó con cuidado, como quien sabe que hay terrenos que no deben pisarse sin perm
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