La mano de Jason rozó los labios delgados de Adeline, obligándola a tragar saliva. Él se inclinó aún más cerca, pero un grito repentino de Thea al frente de la habitación hizo que Adeline lo empujara de inmediato, rompiendo por completo el momento.—¡Maldición! —gruñó Jason, cerrando los puños—. ¿Por qué siempre tienen que interrumpir?—¡Thea, cállate! ¿Por qué estás gritando? —reclamó Odette.—¡Me pisaste el pie! —chilló Thea. Justo entonces, Adeline y Jason abrieron la puerta, haciendo saltar a las dos chicas, que claramente estaban escuchando detrás.—¿Qué están haciendo aquí? —preguntó Jason, frunciendo el ceño.—Ah… Adeline… Jason… no estábamos haciendo nada, solo pasábamos por aquí, jeje —balbuceó Odette, nerviosa. Adeline les lanzó una mirada afilada que hizo temblar a ambas.—Adeline, Jason… nos vamos a nuestra habitación. Con permiso —dijo Thea, tirando de Odette para marcharse.—¡Eh, esperen! ¿A dónde van? —Adeline intentó seguirlas, pero Jason la agarró de la mano.—¿A dónd
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