Adeline y Odette estaban disfrutando de sus bebidas y un poco de pastel cuando, de repente, Odette se atragantó y dejó ambas cosas sobre la mesa.
—Adeline… ¿tú invitaste a Jason aquí? —preguntó Odette, aferrándose al brazo de Adeline.
—¿Invitar a ese idiota? ¿Estás loca? —saltó Adeline.
—Entonces, ¿por qué está él aquí también? Mira detrás de ti… dime que ese no es Jason —insistió Odette, con los ojos muy abiertos.
Adeline se giró… y se quedó petrificada.
Jason sí estaba en la misma fiesta.
De inmediato dejó su bebida. Frunció el ceño con fuerza y caminó directamente hacia él, con Odette siguiéndola nerviosa.
Adeline le agarró la muñeca y lo arrastró hacia la zona más tranquila, cerca de la piscina.
—¿Por qué me estás siguiendo aquí? —le espetó, furiosa.
—Suéltame. ¿Quién dijo que te estaba siguiendo? —respondió Jason con frialdad, apartando su mano.
—Si no me estabas siguiendo, ¡¿entonces qué haces aquí?! —gritó Adeline.
Jason abrió la boca para responder, pero de pronto Celine apare