Entrando en acciónLeonardoCuando salí de la habitación, el rostro de Amber todavía flotaba en mi mente. Parecía tan pequeña y vulnerable mientras dormía, con el rostro aún marcado por las lágrimas que había derramado entre mis brazos. El pasillo estaba en silencio, pero al girar hacia la escalera me topé con mi familia y los niños en el cuarto de la nonna.«¡Leonardo!», exclamó mi madre al verme. «Deberías estar en la cama. Necesitas descansar».«Hay cosas más urgentes que resolver, mamma», respondí, con el cansancio pesando en la voz.Louis, con su curiosidad infantil, se acercó corriendo. «¿Dónde está mamá?»«Tiene dolor de cabeza, piccolo», contesté, agachándome para estar a su altura. «Está durmiendo».«Quiero dormir con mamá», dijo haciendo pucheros, y lo abracé.«Hoy será imposible, pero estoy seguro de que mañana se despertará mucho mejor».No parecía muy convencido, pero sus deditos curiosos tocaron mi vendaje y desviaron su atención. «¿Cuándo te van a quitar el dodói, tío L
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