CAPÍTULO 4Haber nacido huérfana en la Manada Luna Roja siempre había sido difícil. Según el padre de Alpha Ronan, el anterior Alfa, mi madre murió al darme a luz, y mi padre, devastado, abandonó la manada. Años después, llegó la noticia de su muerte.El viejo Alfa había sido misericordioso, permitiéndome quedarme en la casa de la manada. Me dio refugio, ropa y comida. Pero el día en que Ronan tomó el mando, todo cambió. Me quitó lo poco que me quedaba, me llamó sirvienta y dijo que, si quería comer, tendría que ganármelo.La puerta de la mazmorra crujió al abrirse, arrancándome de mis pensamientos. Alcé la cabeza y me quedé helada.Marielle.—Vaya, vaya —se burló, entrando—. Si no es la perra sin marca, sollozando como una niña.Retrocedí, temblando, aunque Elara arañaba dentro de mí, rogando por lanzarse sobre ella.—Pensar que aún puedes sentir el vínculo de pareja sin una marca… —Su voz goteaba de burla—. Realmente estás maldita.Levanté la cabeza de golpe. ¿Ella lo sabía?—Oh, ¿s
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