Jugando entre las sombras (2da. Parte)
El mismo díaNew YorkVictoriaExistía misterio en un anónimo, pero también una sensación que me resultaba profundamente intolerable: la falta de control. No tener un rostro, un nombre, una intención clara… eso descolocaba, irritaba, envolvía de intriga. Y ese fue el efecto de la llamada: ese silencio extraño y aquella frase seca que dejó flotando en el aire.“Es hora de que vuelvas.”Por un instante intenté encontrarle sentido, encajarla en algún lugar conocido, pero no tenía suficientes piezas de ese rompecabezas. Más bien esperaba que quien estuviera al otro lado de la línea dijera algo más, que respondiera a mis dudas, a mis sospechas, a lo que yo exigía saber.Pero no. Solo hubo silencio. Un silencio roto por un sonido irritante, como si golpeara algo con insistencia. Luego, finalmente, escuché otro ruido: no su voz, sino una respiración profunda, demasiado calculada para ser un accidente.—Lo que sea que busque, no lo consiguió —dije con frialdad—. No me altera su juego.La respu
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