La mirada en sus ojos reflejaba una mezcla de orgullo y deseo de protegerla. Anthony sabía que, aunque su pasado era oscuro, el futuro que deseaba construir era brillante. Era hora de que el mundo conociera a Katherine en toda su gloria, y él estaba decidido a hacerlo.Con cada conversación que mantenían, cada brindis y cada mirada, Anthony se aseguraba de que todos supieran quién era realmente Katherine: una mujer fuerte, valiente y digna de respeto.A medida que se acercaban a la gala, Katherine sintió un nudo en el estómago. La música y las risas se filtraban por las puertas del gran salón, pero para ella, todo sonaba distante. Sabía que, aunque Anthony intentara mostrar una cara amable, la herida que él le había causado era demasiado profunda.Él podía estar intentando redimirse, pero para Katherine, el perdón no era una opción. Su corazón, una vez lleno de esperanza, ahora estaba endurecido por el resentimiento.Mientras caminaban entre la multitud, su mente no podía evitar regre

Katherine observó a Anthony avanzar con una determinación inquebrantable hacia donde se encontraban Kurt y Elizabeth. La expresión de Anthony era fría, y su porte infundía temor a cualquiera que osara interponerse en su camino. Esa sensación de inminente peligro se apoderó de ella, haciéndole comprender que los chocolates no eran un simple regalo.Un escalofrío recorrió su espalda al recordar el resentimiento que Elizabeth sentía hacia ella. Era evidente que su rivalidad había llegado a un punto crítico. La idea de que los Mcfarland estuvieran detrás de algún tipo de trampa la inquietaba. ¿Qué más podrían estar tramando en un momento como este?Katherine sintió cómo la tensión en el ambiente crecía, y se preguntó si Anthony habría identificado la amenaza antes que ella. Mientras él confrontaba a Kurt y Elizabeth, un nudo en su estómago le advertía que esta noche podía volverse peligrosa.Sin poder evitarlo, miró hacia la caja de chocolates, preguntándose qué se escondía realmente tras

Mientras la multitud se dispersaba, murmullos llenos de especulaciones y juicios resonaban en el aire.Elizabeth miró a su abuelo, buscando alguna señal de apoyo, pero Kurt solo podía mirar con desaprobación, sintiéndose impotente ante la situación.—No, Anthony, no puedes hacer eso —dijo Elizabeth, su voz temblorosa, mientras intentaba ocultar el pánico que empezaba a surgir en su interior—. Los chocolates son inofensivos, no hay nada que temer.Anthony inclinó la cabeza, su mirada fija en ella, intensificando la presión que ya se sentía en la sala. —Si son inofensivos, entonces no tendrás problema en probar uno. —Dijo esto con una calma que contrastaba con la furia en su interior.Elizabeth tragó saliva, sabiendo exactamente lo que estaba en juego. La idea de que Anthony pudiera cumplir con su amenaza la aterrorizaba. La mirada de todos los presentes la hacía sentir cada vez más expuesta.—Anthony, escúchame —empezó a suplicar, desesperada—. Esto es un malentendido. No estoy involuc

Detrás de un amplio escritorio, un hombre observaba la escena en el evento de la familia McFarland a través de un monitor. Su mirada era fría y calculadora, analizando cada detalle de lo que ocurría. La expresión de su rostro se mantenía firme, reflejando un aire de autoridad y control. Sin embargo, cuando sus ojos se encontraron con el rostro de Katherine en la pantalla, algo cambió.La dureza de su expresión se suavizó brevemente, revelando una fascinación oculta. Katherine, con su belleza y determinación, había capturado su atención de una manera que ni él mismo había anticipado. La forma en que había enfrentado a Elizabeth, a pesar de la situación desesperada, despertó en él una mezcla de respeto y curiosidad.A medida que observaba, recordó momentos de su pasado, recuerdos de una Katherine más joven, llena de sueños e ilusiones. Ahora, atrapada en un mundo de rivalidades y traiciones, parecía estar en una encrucijada. Esa vulnerabilidad contrastaba con la fuerza que había demostr

Anthony se dio la vuelta y salió de la habitación, su mente en caos mientras calculaba cada posible resultado de su inminente encuentro con Gregory. Era un juego arriesgado, pero no había otra opción. No permitiría que su orgullo lo detuviera. Su única prioridad ahora era Katherine y salvarla a cualquier costo.El camino hacia la mansión Marsh se sentía como una tormenta, pero Anthony estaba decidido. Tendría que enfrentarse a sus demonios pasados para asegurar un futuro con Katherine.Al llegar a la mansión Marsh, Anthony sintió una mezcla de ansiedad y determinación. Sabía que estaba a punto de entrar en un territorio hostil, pero la vida de Katherine estaba en juego, y no podía permitir que el miedo lo detuviera. Tras atravesar los altos pasillos adornados con elegantes obras de arte y mobiliario antiguo, finalmente se encontró frente a Gregory, quien lo esperaba con una copa de bourbon en la mano.—Anthony Ross —saludó Gregory con una sonrisa, aunque sus ojos reflejaban una seried