Alessia no estaba contenta con el comportamiento de Antonella. La sangre que le hervía por dentro paralizó sus piernas, como si estuviera frente a un peligro inminente. Alessia jamás imaginó que odiaría a su hermana mayor de esa manera.Después de unos segundos, inmóvil, mirando la puerta cerrada, giró sobre sus talones y se encontró con Dominique.—¿Qué haces aquí? —Dominique jadeó como un perro rabioso.—No es asunto tuyo —Alessia miró a Dominique fingiendo no sentir miedo de ella. El odio le quemaba el alma.Finalmente, comenzó a marcharse, pero Dominique agarró su brazo y tiró de ella, haciendo que Alessia perdiera el equilibrio y casi cayera. Gimió cuando su pie se torció en el tacón alto. Estaba vestida como una burguesa, algo que no era. El vestido rojo ajustado, por encima de la rodilla, revelaba sus piernas delgadas y blancas.Su rostro, tan bien maquillado, se puso rojo como su cabello. Las pecas cobraron vida y su boca pintada se abrió en un gemido de dolor.—Puedo denuncia
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