Los días se van pasando para ambos con una relatividad en el tiempo que no pueden explicarse. Hay días que se hacen largos y otros más cortos, pero eso a Mateo no le importa porque está con su hijo cada día, aunque sea un momento.Para Vania, quien ya no se engrincha al oír ese nombre, las cosas no han sido muy sencillas. Tener que compartir a su hijo con Mateo, quien ya había iniciado el proceso legal para reconocerlo y asegurarse que todos los bienes que le dio a Vania quedaran para él, porque sencillamente él ya no quiere nada, solo la seguridad y estabilidad de su hijo.—Papi, ¿podemos ir por un helado?—Por supuesto que sí, mi amor, vamos —padre e hijo están en el parque jugando fútbol, según Matthias su padre es un gran alumno.Matthias toma la pelota entre sus manos, mientras que Mateo lo levanta a él y se r&iacut
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