Unos brazos rodean a Vania, la levantan y allí es cuando reacciona, busca a Matthias desesperada y lo ve entre los brazos de Alina. Está llorando desconsolado, aferrado a las fotografías y diciendo que su padre no se puede morir.

Vania se acerca a él, le extiende los brazos y él se niega.

—¡No quiero! Tú pudiste decirle que lo amas, pudiste no pelear con él habernos ido todos juntos hace rato… ¡Pero no, la señora tenía que discutir!

—Matthias, no le hables así a tu madre, ella también está nerviosa.

—Sí tía, lo sé… pero ella tuvo tiempo de estar con mi padre, reconciliarse y así yo haber estado con los dos… pero ahora estoy a punto de quedarme sin papá sin haberlo disfrutado lo suficiente. Y tal vez mi hermanita ni siquiera lo conozca…

Los sollozos del ni&ntild