Zeina salió de su habitación con una calma forzada, había restaurado su disfraz de control momentáneamente. La “reina” había perdido la cordura en un arrebato de rabia por culpa de la intrusa que su prometido tenía viviendo en su apartamento.Pero después de meditarlo toda la noche se había persuadido de que no se dejaría vencer tan fácilmente. Ella no era un insecto, era un buitre y como tal iba a actuar, que todos se atuvieran a las consecuencias porque Zeina entraba en la misión “! Deshacerse de la put@ de Eleanor ya!”.Y para ello tenía un objetivo inmediato, hacer la vida de Eleanor Vance insostenible en el penthouse para que se largara de una vez por todas.Se dirigió a la suite de invitados, la que Eleanor ocupaba, y golpeó con fuerza la puerta.— ¡Sra. Vance! — chilló Zeina. Su voz fue un grito destempl

La noche cayó al fin, la convivencia ese día había sido difícil. Tariq desconocía como hacían los hombres de su país para tener hasta cuatro esposas. No se quería imaginar cómo sería la locura de la coexistencia.El solo tenía dos mujeres, una esposa y una prometida, y ya le estaban haciendo la vida imposible, si era honesto, no sabía cómo controlarlas. Las dos mujeres se odiaban, y eran completamente opuestas en todos los aspectos, menos en lo indómitas y en la terquedad.Ambas eran un par de víboras, pero de razas distintas.Era como vivir al mismo tiempo en el cielo y en el infierno, una era más como un ángel, aunque no completamente, pero la otra sin duda era un demonio, estaba agradecido de que fuera temporal, no quería saber lo que sucedería si se volvía algo permanente.Tariq encontró a Eleanor en la bib

Tariq se dirigió a su oficina en el penthouse, se ponía notar a leguas de distancia el cansancio sobre sus hombres rígidos, el pánico se había vuelto irracional. Su existencia ahora era un caos de mujeres volátiles y atentados contra su vida.Las palabras que Eleanor le había repetido varias veces sobre la conspiración resonaban en su mente, pero la integridad de sus palabras luchaba contra la prueba irrefutable de la joya. ¿Quién decía la verdad? ¿Era Eleanor tan inocente como aseguraba o era una aprovechada que solo quería sacar provecho de su fortuna?Se sentó en su moderno escritorio, su mente acelerada y frenética no paraba de hacer conjeturas.Y ahora se le sumaba el accidente del helicóptero que se había incendiado en tierra. ¿Habría sido un fallo técnico? Parecía imposible ya que nadie tomaba más precauciones que él. Debía investigarlo ahora mismo.— ¡Karim! — llamó por la línea privada a su jefe de seguridad quien era un hombre d

Justo después de que Tariq enviara un mensaje a Karim el teléfono de la casa sonó, era de la recepción del edificio.— Señor Al-Farsi, acaban de dejar un paquete aquí en la recepción para usted.— ¿Quién lo envía?— No lo sé señor, el remitente es anónimo.Tariq no quiso enviar a alguien del personal por el paquete, bajó el mismo a toda prisa, era mejor guardar los secretos y no revelarle nada al personal, nunca se sabía quién podría estar infiltrado, además, la ambición compraba conciencias muy fácilmente. Y Tariq estaba aprendiendo a la mala que no podía confiar ni en su propia madre, el terror de la conspiración de Fátima aún estaba caliente, la adrenalina corrió por sus venas mientras descendía en el elevador privado que era una línea

La mañana se sentía turbia, Tariq había partido para enfrentar la amenaza de Dylan, dejándola sola con el peso de la confesión y la certeza de que su vida dependía de la lealtad de un hombre acorralado. Eleanor, al borde del colapso por la toxicidad de Zeina y la presión de Fátima, se rindió a la necesidad de desahogo y llamó a Omar.Se encontraron en una cafetería discreta, Omar la recibió con una calidez que contrastaba con la frialdad metálica del penthouse, él era un hombre amable.— Estás al límite, Eleanor, pareces a punto de romperte — dijo Omar — ¿Te estas alimentando bien? estas pálida — comentó mientras tomaba sus manos sobre la mesa, un gesto que ella permitió necesitada de contacto humano.Eleanor tomó aire, sus ojos inyectados por la falta de sueño y la frustración, su máscara de resolución se desmoronó y las palabras salieron como un torrente de angustia.— Es un infierno, Omar. No es solo la prometida, es la sensación de ser un lastre en la vida de Tariq, Zeina me odia y