Mariano levanta las manos, como rendido, “vale. Solo… Deja de lado ese tema, en todo caso di que te he mantenido ocupada.”Matilda asiente, “me parece, toda la culpa te la tiraré a ti ¿eh?”Ambos rieron, sabían el carácter de Eleonora. Aunque era una pequeña mentira de parte de Matilda, eso iba a tener a Mariano un tanto nervioso pero una vez viera su regalo de cumpleaños le iba a decir que todo era broma.Lo que Matilda no esperaba era que Mariano lo tomara tan a pecho y claro, con los planes de Fausto el pobre no iba a estar tranquilo. _____________ Esa tarde Mariano se ocupó de asuntos personales, la verdad no se sentía nada tranquilo luego de la conversación que tuvo con Matilda. Sabía que tenía que mover ciertas piezas.En una llamada hace la pregunta que tanto lo ha rodeado desde la conversación

 A Matilda la verdad no le interesaba saber más, ya no había nada que le importara relacionado a Miguel, “Ay, déjalo, ya en poco se termina su contrato.”“Pues sí, eso sí… también… pues…” Dudó sobre si continuar hablando pero Matilda la conocía muy bien.“A ver Berny, habla.”“Pues, que he estado escuchando a Enrique que no logra sacarte de su mente…” En todas las veces que había estado en el área de talentos no había día que no escuchara a Enrique Quirós haciendo comentarios sobre Matilda, de forma muy directa.A Matilda se le hacía increíble ese tipo de comentarios de parte de un nuevo, “Jajaja, Bernadette, a penas y cruzo palabra con el hombre. Lo evito a más no poder, aún así me lo encuentro hasta en la sopa.”Con mucha c

Matilda toma un par de respiros para calmarse, pues siente que tiene los nervios de punta.Una vez Matilda vuelve al salón principal, con bolso en mano, Mariano dice, “espera, tengo algo para ti.”Extendió su mano para entregarle un regalo a Matilda. Ella con el entrecejo fruncido le dice, “no cumplo años ni nada para merecer un regalo…”Mariano ríe, “no es necesario que lo sea para que recibas algo.”Matilda le sonríe y se dispone a abrirlo.Es una caja azul, de terciopelo, una marca de joyería bastante cara.Estaba a punto de rechazarlo pero Mariano la leyó con anticipación y le dice, “por favor…”Matilda respira y lo abre. Es otra batalla que no va a ganar.Una vez abierta la caja, su rostro es completamente de sorpresa, admirando el juego de collar y aretes que hay dentro. Le robó el aliento por un momento, “es… precioso… ¿son de Leonor?” Es un juego de diamantes blancos y amarillos, realmente espectacular.Mariano sonríe y comienza a ayudarle a colocar el collar, Matilda por insti

 Vanessa, una heredera mimada por la familia Morales, dedicando su vida al spa y las compras. Estudió diseño de modas pero se retiró por falta de interés, además su padre le había conseguido un empleo… bueno de becaria, en una firma de moda de alto prestigio, luego de eso se quedó como ‘consultora’ de ciertas casas de moda; al final no necesitaba nada si su padre le daba todo. Su rostro era delicado y muy bien preservado, pero ya la edad se notaba. Su cabello era rubio como el oro y era de figura sumamente delgada y de forma corporal rectangular lo que la hacía ver un poco más estilizada. Al escuchar su nombre voltea a ver en esa dirección, al darse cuenta de quien le hablaba, le saludó, “Gabriel, sí hace tiempo no nos vemos”, le sonríe de manera coqueta y coloca una de sus manos en el brazo de Gabriel.Gabriel dice, &ldqu

 En ese momento estaba justo por venderse otro artículo de los solicitados por Doña Eleonora, cuando Matilda levantó su número, pujó solo algunas veces y logró obtener el tercer artículo que venía a buscar; luego de esto era el intermedio, por lo que Matilda se excuso para ir al baño.Los pasillos estaban llenos, mucha gente aprovechó el intermedio para estirarse y socializar. Lo normal en estos eventos.Por casualidad Gabriel estaba tomando algo de aire cuando a lo lejos vio a Matilda, saliendo del área privada, venía sola, lo que le iba permitir acercarse nuevamente. Gabriel la intercepta y toma del brazo, “¿estás con el Sr. Bonsole?” Tenía que saber la respuesta, solo así sabría cual debía ser su próximo movimiento.Matilda lo mira con incredulidad y le dice, “Suéltame.<