El comedor principal de la mansión Romanov es un espacio cálido y bien ataviado entre una mesa para veinte personas, paredes blancas adornadas con cuadros que son obras de arte bizantinos, obras ornamentales y objetos de madera pintados en algunos rincones. Pisos de mármol y luz tenue, con cortinas de lino que filtran el sol como si lo domaran. Nicolay y Emily caminan juntos, sin prisa él lo hace detrás de ella, la dirige con el brazo derecho estirado apenas con los dedos colocados a nivel de la espalda baja, un signo claro de sutil dominación y protección a la vez. Ella aún lleva el vestido azul, manchado por el café, pero con la gargantilla intacta. Su paso es firme, aunque la quemadura en la pierna le arde. Él la acompaña en silencio, atento a cada gesto, cada reacción.—¿Te sientes mejor? —pregunta, interesado.—Un poco. Me arde la pierna y el vestido está arruinado —dice con lástima en el tono, aunque ha logrado llamar su atención —. Podría ir a cambiarme.—No te preocupes, el v

La mansión Romanov se encuentra en estado de alerta. Nicolay camina por el pasillo principal con paso firme, rodeado de sus hombres dictando ordenes, confiando en cada uno de ellos. Las armas en su cintura, el rostro endurecido, la decisión tomada.—Encierren a Peta en uno de los calabozos —ordena sin mirar atrás—. No la quiero cerca de Emily. Al regresar decidiré que hacer con ella por lo pronto, manténganla custodiada.—Yes, Boss —responde uno de los guardias.—¿Cuál es tu nombre? —señala un hombre con rostro muy serio entrado en los veinte.—Samvel, Boss —responde en ruso.—Te dejo a cargo de Emily. Cuídala. Resguárdala, pero no la toques o te corto las manos.—Yes, Boss —se retira buscando a Emily que se encuentra nerviosa caminando de un lado a otro.—Tu, ve por Peta y has lo que he dicho. Enciérrenla.Es lo ultimo que dice antes de salir y dirigirse hacia el helipuerto para abordar el helicóptero que lo llevará hasta el refugio donde contrarrestará el fuego para sacar a los herm

El helicóptero aterriza con habilidad sobre el helipuerto de la mansión Romanov. Nicolay observa detenidamente a cada uno de los tripulantes. Alex aún tiene mala cara, Becky se encuentra dormida sobre las piernas de Camille y la chica mira por la ventana.Nicolay también observa por la ventana vigilante. Atento a todo. A cualquier movimiento no calculado. El viento de las hélices; levantan hojas, polvo y le parece un poco extraño el hecho de que solo se encuentre un hombre armado custodiando la zona. Desciende primero achica la mirada oteando el perímetro. Tratando de descubrir por que de repente tiene esa sensación de que algo sucede. Su cuerpo se mantiene en tensión porque necesita mantener el control de todo lo que está a su alrededor.El único guardia que se encuentra en la zona, se acerca corriendo. Se para frente a él y le hace una seña con la cabeza para que se aparte del grupo mientras los demás bajan del helicóptero admirando la belleza de los alrededores.—BOSS, Peta ha esca

La oscuridad de la sala blindada es tan compacta que casi se puede tocar. Emily tiembla de miedo al sentirse atacada por alguien que ni siquiera sabe de quien se trata. Quiere levantarse, pero aún se siente aturdida por la sorpresa, el golpe y un charco debajo de ella que hace sus manos resbalar. Peta la observa con una sonrisa de satisfacción, se relame los labios resecos por las horas expuesta sin agua ya que tuvo que asesinar al joven que se rehusó a ayudarla. Al lindo cocinero que con mucho gusto le habría dejado con vida si no le hubiese espetado en la cara que la señora de la casa era Emily y no ella. Aprieta la pistola que tiene en la mano, su alma podrida por la envidia hace que sus pensamientos sean más sangrientos todavía.Emily, aún azorada, comienza a recuperar la cordura. Sus ojos se adaptan lentamente a la penumbra. Entonces lo ve: uno de los guardias en el suelo, sangrando. Su cuerpo tiembla, pero se mueve. Con esfuerzo, intenta alcanzar la pistola que lleva en la cintu

Nicolay se acerca a Emily y aspira su aroma. Sabe que va a asustarla si se queda porque en este momento no es buena compañía. La furia que le recorre las venas solo es comparada con el fuego cuando arde al rojo vivo y quema todo a su paso. Apoya su frente en la de ella, su piel se eriza de solo pensar en tocarla y el corazón le late a mil por segundo cuando la imagina en esa misma cama, pero desnuda y completamente dispuesta para él. Tiembla, se tensa a causa del deseo contenido. Un ardor lo recorre por completo enviando la sangre en torrentes descomunales a su entrepierna que despierta tensando la tela del vaquero. Incomodándolo. Roza su piel con los labios saboreando la sensación de tenerla tan cerca. Pero no puede quedarse.Hay rebeldes en el calabozo y el Demonio Ruso tiene sed de sangre porque si Maldonado atenta contra la paz de su mansión, de su refugio. Él no le enviará cadáveres. Le servirá las entrañas de sus soldados en una cena y las comerán juntos.Sale de la habitación d