11. COLONIZADOR
Kayla trató de congraciarse con él de alguna forma. Ella puso la mano en su entrepierna y él la miró con mala cara, pero no le dijo nada.—No creas que vas a lograr mi perdón con eso —le dijo con la mandíbula apretada. Entonces, fue más lejos, ella abrió su bragueta y sacó se pene. Lo empezó a masturbar y luego se agachó para meterlo entero en su boca para lamerlo.—Mierda, Kayla, así, oh, sí... —dijo él, que debió aparcar el auto y tomó su cabeza con fuerza mientras ella succionaba hasta que Niko se vino en su garganta. Luego, y como no era una persona egoísta, coló sus dedos por debajo de su short y sus bragas como lo hizo la primera vez y los introdujo en su vagina para masturbarla hasta que alcanzó el clímax. Después le dio un beso duro con el que lastimó sus labios.—No puedes hacer esto nunca más, si quieres volver a ver a tu madre, yo mismo te traeré —le dijo con la respiración agitada.Luego de eso, el viaje se tornó silencioso.—¿Cómo me ubicaste? —preguntó ella con curiosida
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