C72-DEJA DE FINGIR QUE NO ME QUIERES LUNA.Anya retrocedió un paso y cuando habló, su voz tembló un poco. —Rowan… yo… yo quiero darte las gracias. Has sido muy bueno con Aidan y… —No las necesito —la cortó él con dureza, delineando con un dedo la comisura de su boca y la mirada clavada en ella—. Lo hago porque el pequeño no tiene la culpa. Pero si quieres pagarme… hay una manera. La sonrisa maliciosa que acompañó sus palabras le heló la sangre. —¿Qué? —frunció el ceño, aturdida. —Sí, hay una manera. Y me gustará mucho que me pagues así, Anya. Ella se quedó sin aire. —¿Qué estás diciendo? No puedo creer que… ¿me pidas que me acueste contigo? Rowan, eso no es… De pronto, él estalló en carcajadas y ella lo miró como si estuviera frente a un loco. —Qué mente tan lasciva, Anya… Le dejó un beso lento en la mejilla y continuó con voz baja y sensual.—No me refería a eso… pero ya que quieres… pues no me negaría. Es igual de gratificante. El calor subió de golpe al rostro de Anya y l

C74-MI ALFA.El efecto fue instantáneo: el cuerpo que momentos antes la envolvía con calidez y seguridad se tensó como si una tormenta lo hubiera atravesado. Y el fuego en sus ojos, ese brillo que siempre la había hecho sentir viva, se apagó, reemplazado por una incredulidad fría y glacial.Con movimientos lentos y calculados, retiró sus brazos de ella, como si su piel de repente le quemara, y se incorporó en la cama, dándole la espalda. —¿Humana? —repitió, su voz ahora tan afilada como el acero—. Todo este tiempo... todo... ¿era todo una farsa?Anya sintió cómo su corazón se encogía, porque este era el rechazo que siempre había temido. —Rowan... —intentó hablar, pero su voz apenas era un susurro—. Yo... estaba desesperada… y Lia…Él no se giró de inmediato. Su postura seguía rígida, como si estuviera luchando contra algo dentro de sí mismo, y solo hizo una pregunta. —¿Lia lo sabía?Anya tragó antes de responder. —Sí.El silencio en la habitación se volvió abrumador, cargado de te

C76- UNA REINA.Anya se removió entre las sábanas y algo suave le rozaba la mejilla. Abrió lentamente los ojos y se encontró con Rowan arrodillado junto a la cama, mirándola con una devoción que la desarmó y en su mano tenía una rosa, roja.—Para ustedes los humanos, las rosas son las flores del amor —murmuró él con voz grave—. Pero en nuestro mundo… la flor del Juramento es la que simboliza el vínculo eterno y algún día… espero poder darte una de esas.Se inclinó y rozó sus labios con un beso suave y le entrego la rosa, Anya tomó y la acercó a su nariz, aspirando su aroma con una sonrisa tímida. —Si viene de ti… lo amo.Los ojos del alfa brillaron de una forma que ella nunca había visto, cálidos y cargados de amor. De repente se levantó y se apartó, quedando de espaldas a ella mientras caminaba hacia la mesa. Solo llevaba puesto un pantalón de algodón, y su espalda fuerte y amplia se tensaba con cada movimiento. Anya lo miró sin poder evitar sonreír, hasta que lo escuchó hablar sin g

C78 -ALFA SUS PADRES HAN LLEGADO. Esa noche, Anya seguía de pie frente al balcón. La luz de la luna delineaba la curva suave de su rostro, el aire nocturno movía su cabello, y la melodía que tarareaba apenas se escuchaba. Estaba tan perdida en sus pensamientos que no notó la presencia de Rowan hasta que sintió sus brazos envolverla por detrás, firmes y cálidos, como si hubieran nacido para sostenerla. —Si sigues oliendo así, no voy a dejarte dormir esta noche —murmuró él junto a su oído. Anya sonrió sin girarse, llevando una mano hacia atrás para enredar sus dedos en su cabello. —¿Se quedó dormido? —susurró. Rowan sonrió contra su cuello. —Sí… jugó demasiado. Me hizo leerle todo el cuento, y cuando llegué al final, ya estaba dormido. Ella giró despacio hasta quedar frente a él y le rodeó el cuello con los brazos, dándole una mirada de ternura que le aceleraba el corazón. —Gracias… Rowan arqueó una ceja, y sus manos bajaron lentamente por la espalda de Anya hasta det

C80 -SERÁ EL ALFA DE ESTA MANADA.Anya estaba de pie frente al espejo, ajustando el último broche de su vestido color vino. El escote sutil dejaba ver la línea de su cuello, y su cabello, recogido a un lado, caía con naturalidad sobre su hombro desnudo. Se veía radiante, aunque en su pecho latía esa mezcla de nervios y emoción que no podía disimular.Era una reunión importante, y tanto ella como Rowan estarían a prueba.Él apareció detrás de ella, recién salido del vestidor, con una camisa negra y un traje que se ajustaba perfectamente a su cuerpo. Su sola presencia llenó el cuarto; se veía hermoso, imponente, pero… tenía problemas con la pajarita en la mano, y su expresión era entre frustrada y divertida.—Cariño, creo que necesito tu ayuda.Anya sonrió y se giró.—El gran alfa… —murmuró, tratando de mantener la compostura—, ¿no puede con algo tan pequeño?Él sonrió de lado.—Eso es porque no me interesa aprender —le respondió con sinceridad, acercándose un paso—. Me gusta que mi herm