C142-NO HAY TIEMPO QUE PERDER.Axel se quedó paralizado, entre las sombras, una silueta femenina emergió, sus pasos eran lentos, seguros, casi danzantes.La luz de las linternas rebotó en su piel pálida y en el cabello negro que le caía hasta la cintura. Sus ojos eran amarillos, como los de una bestia que había aprendido a sonreír. La mujer se detuvo frente a ellos, y la sonrisa que se formó en su boca no tenía nada de humana.—Qué pequeña sorpresa —dijo con voz melódica—. Si es mi querido Axel.El silencio cayó como una losa y Rowan alzó su daga, retrocediendo medio paso sin bajar la guardia. Pero su mirada se movió entre ambos, percibiendo algo más profundo que simple hostilidad.Axel, en cambio, se quedó sin aire y su mente se llenó de recuerdos que llevaba años evitando.—No... —murmuró, apenas audible—. No puede ser.La mujer ladeó la cabeza, divertida.—Oh, mírame, cariño... ¿no vas a saludar a la sucubo que vendiste por una gota de olvido?El golpe fue seco y directo al alma. R

C144- ¿SORPRENDIDOS?—¡Se escapa! —bramó Axel, echando a correr.Rowan lo agarró del antebrazo con un tirón seco que lo frenó en seco. —Ni lo sueñes —le gruñó—. Si te vas solo, te arrancan la cabeza, la hierven y me la mandan de recuerdo. Quédate. Primero acabamos con estos y luego arrancamos verdades.Axel quiso soltarse y mordió una maldición.—Necesito atraparlo, Rowan.—Y yo necesito que sigas vivo —le contestó, sin soltarlo—. Dame dos minutos de caos. Dos. Después lo cazamos juntos.Axel cedió y dio un paso hacia Rowan y giró hacia la pelea.—Dos minutos —escupió—. Y me debes uno.—Te debo una cerveza. Y un funeral si haces estupideces —replicó Rowan, ya avanzando con una media sonrisa furiosa—. ¡Formación! ¡Acaben con estos hombres verdes!Los guerreros de Rowan cerraron filas y los orcos se abalanzaron con hachas melladas, escudos de metal remachado y gritos que hacían vibrar las costillas. Los de cabello plateado empujaron sus espadas, rápidos y precisos.Axel peleo como nunca

C146-EL CUERVO BLANCO.—¿Trabajar juntos? —preguntó Rowan, cauteloso—. ¿Y cómo sabemos que podemos confiar en ti?Arianne sonrió e ignoró su pregunta.—Estamos parados sobre cadáveres y las negociaciones no se hacen en un charco de sangre. Conozco un lugar. ¿Vienen?Sin esperar respuesta, dio media vuelta y comenzó a caminar, sus guerreros formando una escolta natural a su alrededor. Rowan apretó la mandíbula, con la desconfianza ardiendo en sus ojos. Miró a Axel, quien parecía estar librando su propia batalla interna.—¿Qué opinas? —murmuró.—No confío en ella —respondió Axel en voz baja—, pero apostaría que tiene información que necesitamos.Rowan asintió secamente y con un gesto de su mano, indicó a sus hombres que los siguieran. No le gustaba sentirse arrastrado por la corriente, pero reconocía la lógica de la situación. Además, tenía curiosidad. Demasiada para su propio bien.La caminata los llevó por callejones estrechos y pasajes ocultos del distrito portuario. El olor a sal

C148-NO QUIERO TU AMISTAD.Axel sintió un toque en el hombro y abrió los ojos. Rowan estaba allí, mirándolo con cautela. —¿Estás bien? —preguntó Rowan, con voz baja pero firme.—Sí —respondió Axel, asintiendo, intentando sonar seguro.Rowan frunció el ceño y dio un paso más cerca.—No, no estás bien. Te conozco… te pasa algo y será mejor que me lo digas.Axel forzó una sonrisa, tratando de desviar la preocupación de su amigo.—No… en serio… no es nada. Solo pensaba en lo que vamos a hacer y que sería bueno avisarle a tu padre…Rowan se quedó callado, estudiándolo. Sabía que Axel mentía. Lo conocía y ese nerviosismo no era normal. Había algo más, algo que lo carcomía y sin rodeos, fue directo al grano.—Te gusta ella, ¿es eso? ¿Te gusta Arianne?Axel se tensó, su mandíbula se apretó y sus ojos se endurecieron.—¿Qué? No, estás loco —espetó, con un tono cortante—. No confío en ella, eso es todo. No sabemos quién es y podría ser un problema.Rowan lo miró con suspicacia, pero no insisti

C150- ESTA COMPROMETIDA.En la carpa más grande el vampiro, llamado Dorian, se colocó muy cerca de Arianne. Tenía un porte antiguo: traje ajustado, gesto estudiado, ojos que parecían medirlo todo y cuando habló, lo hizo con una voz suave que parecía acariciar las palabras, y explicó con detalle cómo entrar al castillo de Lilith.Sus manos dibujaron rutas sobre la tierra, sus explicaciones eran precisas y técnicas. Decía nombres de pasadizos, horario de guardias, puntos débiles en las defensas. Todos escuchaban y Arianne lo miraba atenta, pero cómoda y sonreía con esa seguridad que ponía nervioso a cualquiera. En un determinado momento Dorian la rozó con los dedos para señalar un punto en el mapa; el contacto fue un gesto mínimo, profesional, aunque cargado de intención y Axel fijó los ojos en ese roce como si fuera un hierro candente.Su mandíbula se tensó y el color le cambió un poco en la cara, pero nadie lo notó excepto Rowan, quien se inclinó hacia él.—Contrólate.Axel inhaló len