—Wow, no me extraña de Jaime, siempre tan generoso —me reí suavemente—. Esto está hecho con zafiro en bruto que los mayores de la familia Esparza compraron hace diez años en una subasta.—Originalmente iba a llevarlo la nuera de los Esparza… parece que Jaime realmente te aprecia —dijo alguien.Por un instante, toda la sala quedó en silencio; después de todo, yo seguía siendo la prometida oficial de Jaime.Patrícia fue la primera en reaccionar. Con los ojos enrojecidos, extendió la mano para quitárselo:—Perdón, Alejandra, sé que no merezco algo tan valioso… te lo devuelvo.Arrancó el pasador de corona con fuerza, llevándose unos cuantos mechones de cabello y con lágrimas colgando en las comisuras de los ojos.Jaime, molesto, le detuvo la mano:Jaime, molesto, le detuvo la mano, diciendo:—¿Qué sentido tiene devolver algo que ya te di? ¡Si te lo doy, te lo quedas! ¡A ver quién se atreve a decir algo!Cuando me miró, su rostro mostraba fastidio:—Alejandra, ¿por qué tienes que ser tan qu
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