Al día siguiente, Dayana se levantó con un fuerte dolor de cabeza, al parecer, su hijo, al no reconocer la cama en la que solían dormir, estuvo moviéndose por toda la amplia cama, solo para encontrar consuelo de una rara manera en los brazos de su madre.Tal como lo había pedido, Thiago le había llevado una pijama a Rui, pero solo a él. Thiago no consideró las necesidades de Dayana, por lo que la chica seguía con la misma ropa con la que había llegado.Dayana entró al baño de la habitación, enjugo su rostro, miró las ojeras que llevaba, recordando todo lo que había sucedido la noche anterior, cerró sus manos en puños, inevitablemente la molestia y el enojo la invadieron.Los ojos de Dayana se llenaron de lágrimas, ella no quería estar ahí, ella no quería casarse, ella no quería nada de lo que vendría, pero, en este momento, esa era la única salida.Al escuchar ruidos fuera del baño, limpió rápidamente las lágrimas de sus ojos y salió. Tan pronto como lo hizo, se topó con la silueta de

Tan pronto llegó a la suite donde se hospedaban, notó que no había ningún ruido, había bolsas de compras, pero no había ruido. Un escalofrío recorrió todo su ser, caminó lentamente hacia la habitación donde ambos se estaban quedando, abrió la puerta con cuidado y se topó con Dayana y Rui en batas de baño, profundamente dormidos. El mal humor que llevaba Thiago por un momento se desvaneció, al ver cómo aquella mujer abrazaba a Rui, aferrándose a él como si intentara protegerlo de algo o alguien. La mujer sintió la intensa mirada de Thiago y despertó. Al hacerlo, notó que tenía lágrimas en los ojos, y rápidamente se limpió ante la mirada de aquel hombre. - He regresado… -dijo Thiago mirando a Dayana. - Ya te vi… -dijo Dayana de manera seria. Thiago apretó el puño y recordó lo molesto que se sentía por todo lo que había ocurrido, aunque trató de calmarse y dijo: - ¿Ya cenaron? - Ya, dejamos algunas cosas en el refrigerador, por si llegabas de noche y no había servicio. - Bien… -

Luego de un momento de silencio en donde Gabriel observaba a Thiago, Pedro también lo hacía y Frida rogaba porque a Thiago no se le ocurriera abrir la boca, haciendo una nota mental, donde recordara que necesitaba hablar con él para recordarle que debía mantener la boca cerrada sobre lo que sucedió años atrás. - Te admiro, Thiago, Dayana es una chica difícil y, aun así, te las arreglaste para conquistarla y claro… Arruinar su futuro… - Tío… -dijo Gabriel tratando de que Pedro no se fuese con todo sobre Thiago. - No, es la verdad, Dayana tenía un futuro próspero, pero luego de que salió embarazada, su futuro ya no fue igual, o ¿Me equivoco? - Tío, hoy ellos dos se casarán, Dayana puede regresar a la escuela y todo esto se habrá resuelto de la mejor manera. -dijo Gabriel en un tono mediador. - Sí, 4 años después… El desayuno transcurrió entre reclamos y sarcasmos que Thiago tuvo que soportar. Él lo sabía, sí, tal como lo había dicho don Pedro Garza, todo lo que sucedió era toda la

Theodore deleito al público que poco a poco fue llegando y luego de algunas piezas más, finalmente sé, levantó y, de manera muy educada y elegante, agradeció los aplausos.Debía reconocer que tocar frente a los alumnos, lo llevó a recordar una época pasada, una época en donde, si bien no podía caminar, había alguien que le sonreía y empujaba su silla para andar.Al llegar donde estaban Jonas, Robert y Liliana, ahora llamada Anya, sonrió y miró su reloj.- Anya, creo que es momento de que te dejes con Jonas. Él te llevará con los profesores para tu examen de colocación y yo vere todo lo relacionado con tu ingreso al instituto.Liliana lo miró asombrada, no podía creer que aquel hombre tocara melodías tan maravillosas.Theodore no pudo dejar pasar desapercibida la mirada expectante de Liliana, él le sonrió y Liliana, tal como si de un encanto roto, volvió a la realidad.- Sí, está bien… -dijo un tanto sonrojada por ser descubierta observándole.Theodore solo sonrió y comenzó a caminar ju

- Bien, Lili, desde el momento en que nos pediste ayuda, fuimos por ti y básicamente te sacamos del país sin que nadie lo supiera y los pocos que lo saben, son gente allegada a mí. Prácticamente, tu padre es un hombre influyente en la política y lo ha sido desde el momento que se casó con tu madre, pues tu abuelo paterno era un hombre importante en la política mexicana, aquello, le abrió muchas puertas a tu padre. Tu madre y él, abrieron un fideicomiso, en el, ella puso, mucho o más bien, todos sus ahorros, los cuales debían ser el dinero que ganó mientras era una estrella en ascenso. Ese dinero, mi querida Lili, te sería entregado cuando cumplieras 23 años. Que, por cierto, lamento mucho, dejamos pasar ese día de largo como si nada, aún te debo una cena por ello. Robert anótate festejar el cumpleaños de Lili, tan pronto tengamos un espacio en la agenda. - No, no es necesario, lo que ustedes han hecho por mí, es más que suficiente. -dijo Lili sorprendida. - Señorita Liliana, aquí