CAPÍTULO 61IKEREstamos en la cama, amándonos; sus gemidos son música para mis oídos. Nos decimos muchos “te amo”, entrelazo mis dedos con los suyos, y con la otra mano me abrazo a su cintura, dejando besos húmedos en su hermoso cuello, bajando y chupando sus pechos como un bebé hambriento.—Ay, mi chiquita —jadeo, mi voz sale ronca.Me fascina verla estremecerse en mis brazos. Aprieta mi miembro, mientras con sus tobillos me da una leve sobada en la espalda.La siento venirse; me clava sus yemas en mi espalda, un gemido sale de su boca. Beso la piel de su cuello y voy a sus labios; nos besamos con vehemencia y pasión.Doy una última embestida; me vengo en su interior. Ambos soltamos un grito gutural. Mi Danielita se volvió a venir; me encanta cuando nos venimos juntos, es lo mejor.★★★Pasamos unos días maravillosos. En las tardes nos metíamos a la alberca, paseamos en lancha, visitamos el acuario, el mirador; ambos la pasamos muy bien, felices, disfrutando el uno del otro.Es hora
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