—¿Por qué tardarán tanto? —Josefina no deja de moverse de un lado al otro, observando con clara molestia el pasillo al cuarto de Camilo. Hace más de media hora que Juan Pablo entró, y tenía la esperanza de que Camilo no tendría las fuerzas para hablar. La sorprendió al momento de decir semejantes palabras. “¿Solos?” ¿Solos para qué? Ve a su hija Priscila en silencio, quien se toma de las manos, como si estuviese nerviosa, ahí ensimismada en sus pensamientos—. ¿Has enviado todas las invitaciones?Priscila sale de su ensueño con las palabras de su madre. No esperaba que ella le dirigiera la palabra luego de estar todo este tiempo distante, como si no existiera. Un matrimonio así era lo último que quería pensar.—No sé si quiera…hacer la boda —responde Priscila. Conoce muy bien la ojeada de su madre como para no retraerse.Josefine se echa aire con su abanico, y entrecierra los ojos.—Repite lo que dijiste.—No sé si lo adecuado sería hacer una boda cuando Camilo está tan grave; quiero q

CAPÍTULO 74Con los ojos de Germán en su rostro, es difícil no creer que hay algo más que simple petición. Pero justo ahora, cuando su corazón calla y calla y sólo ella sabe a quién corresponde, Gladys le sonríe a Germán.—Te veo después, gracias por todo lo que hiciste el día de hoy —Gladys se sincera—. Espero que-—Yo te llevaré —Germán la interrumpe—. A la fiesta. Si quieres asistir a la fiesta de Priscila Villareal, yo puedo ir contigo. No tendrías que ir tú sola.Gladys carraspea un poco una vez lo escucha. No es obligatorio, lo sabe, pero considerar asistir a un lugar así, luego de todo esto, sería extraño. Pero la invitación es de Priscila, y a Priscila le tiene un cariño enorme. Gladys no está segura en si decirle qué sí, pero, tampoco quiere ser descortés. A Germán todavía le debe mucho.—Gracias. De todas formas lo pensaré —Gladys se acerca para besar su mejilla—. Buenas noches.Germán se queda en el pasillo, mirando su espalda. Ella sube las escaleras y en la ausencia

—¿Todo bien, Gladys? Gladys deja caer un poco del café de su vaso, parpadean medio asustada porque no pensó que Tatiana vendría hoy aquí a la oficina. Cuando salieron al bufet de abogados le dijo que iría a una reunión temprano.—¡Dios! Me asustaste, Tatiana —se ríe con nerviosismo—. Pero sí. Estoy bien, gracias. ¿No estabas en una reunión?—Tuve que cancelarla —Tatiana se quita el abrigo—. Ahora, querida, que te veo —parece suspirar y se acerca a ella con una sonrisa—, quiero hablar contigo. ¿Estás bien, Gladys?—¡Claro! ¡Claro que estoy bien! ¿Po qué no lo haría? Estoy muy bien —Gladys se echa a reír con nerviosismo—. ¿Por qué lo preguntas? ¿Quiere el café amargo o dulce?—Porque no sé si ahora que Germán te pidió matrimonio las cosas cambien. Estuviste con Juan Pablo en Ibagué —Tatiana opina, y con un poco de coraje Gladys se da cuenta de que está hablando—. Y lo que sucedió con tu hija…—Estoy bien, Tatiana. Un poco…—hace un gesto con la mano señalando su cabeza—, ansiosa p

—¿Esto te gusta? —pregunta Juan Pablo con suavidad a la niña pequeña que sigue sentada en la silla, la misma que pertenece a Gabriel y en donde lo coloca cuando viene a su oficina. Le pregunta debido a la galleta que le acaba de dar. Su inhalador está a su lado y no ha tenido problemas con el asma, gracias a Dios. La niña asiente con una sonrisa. Juan Pablo le sonríe de vuelta acariciando su cabello. Alza la mirada cuando Rachel entra, sudando y palideciendo. Se pone de pie confundido—. ¿Qué pasa?—¡No está! —exclama, con miedo—. La señora Gladys se marchó. Dejó los papales, pero se acaba de ir. El guardia de seguridad me dijo que la vio salir de la compañía.—Pero me dijiste que estaba esperando por mí.—¡Es verdad! ¡No sé que sucedió, señor! —Rachel exclama—. Pero alguien más está aquí y quiere verlo.—No quiero ver a nadie que no sea Gladys aquí en mi oficia. Contáctala como sea. Haz que vena. Ahora.—Pero el señor Ismael ya está aquí —Rachel no termina la frase porque de la nada,

Capítulo 80Gladys no ve a Germán desde esa ultima vez, y hoy…hoy es la boda de Priscila. Tatiana se prepara también, y ella, como puede, también lo hace. Para estos momentos ya es un rotundo no que él la acompañe. Pero tenía qué hacerlo. Casarse con un hombre al cual no ama sólo para aparentar no es lo que quiere en su vida por segunda vez. El matrimonio con Juan Pablo fue suficiente para decirle que era lo que no quería en su vida.Se observa al espejo. Su cabello negro recogido y un vestido largo. No muy llamativo tampoco. No quiere llamar la atención. Ya es mucho ir a esa fiesta con la familia Villarreal involucrada. Ya no puede escapar de esto. Ya le dijo que Sí a Priscila. Fabiola no irá porque tiene turno en el hospital, y, además, cuidará a su amiga Liliana, todavía hospitalizada. Priscila se casará en una pequeña reunión en la propiedad de los Villarreal. Sólo pensar en algo así le produce taquicardia.—No lo sé, Tatiana. No sé si sea lo mejor que yo asista a ese lugar —Glady