En la suite, Celina, aún adormecida por el llanto, fue despertada por el insistente sonido del celular. Medio mareada, miró la pantalla: Thor. Atendió rápidamente.— Amor, estoy en una reunión que se alargó un poco. Voy a llegar casi en la hora de salir para la cena — explicó él apresurado.Al fondo, una voz femenina lo llamaba.— ¡Thor, ven aquí, querido!Antes de que Celina pudiera decir cualquier cosa, Thor dijo:— Necesito colgar, amor.La línea quedó muda.Celina se quedó allí, mirando la pantalla del celular, oyendo en su memoria el tono íntimo con el que aquella mujer lo había llamado.El estómago se le revolvió, la cabeza le dio vueltas.La angustia la invadió.Sin pensar, corrió al baño de la habitación y vomitó violentamente. Todo su cuerpo temblaba, el sudor frío le corría por la piel.Sentada en el suelo, abrazando sus propias piernas, Celina intentaba, en vano, recuperar el control de sí misma.Pero sentía como si le hubieran arrancado el corazón del pecho.Después de un
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