— ¿De carajos me estás hablando, Rob?La pregunta quedó flotando en el aire mientras una punzada se alojaba en el estómago de Leo como la estocada de un florete.— ¡Je, je, je eres tan predecible, hermanito! — Se rio burlón — Sabía que estabas desentendido de tus labores como Alfa de Sombra de Luna, un pajarito me lo dijo, pero necesitaba corroborarlo.— ¿Y para qué? No eres el Alfa de mi manada, ¡Yo la gobierno como mejor me parezca! — Le advirtió.— No, Leo, en eso te equivocas hermano, una manada no se gobierna con mano blanda como haces tú, se gobierna con mano de hierro, eso lo he aprendido a las duras, y tú, hermano mío, ¡Eres un zoquete! Tienes meses desaparecido, ¿A qué esperas, a que otro tome tu lugar?— Eso no sucederá, porque a diferencia de tu gente, Rob, la mía sabe lo que es lealtad — Otro golpe bajo para Robert, que en el pasado había tenido que enfrentar levantamientos, sublevaciones y más de un motín gracias al descontento generalizado por su forma cruel de gobierno.
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