Capítulo 107Nara estaba furiosa, aunque había tenido el valor de enfrentarse a Eva, no podía borrar de su mente la imagen de Marco siendo besado por ella. La escena la había golpeado más de lo que quería admitir. Se sentó en el asiento del copiloto, mirando fijamente por la ventanilla, negándose a mirarlo siquiera. Marco, al volante, no decía nada, pero una sonrisa leve y provocadora curvaba sus labios: era evidente que Nara estaba celosa, aunque se negara a reconocerlo.El silencio los acompañó durante todo el trayecto a casa. Marco no insistió; sabía que si la forzaba a hablar, solo obtendría una explosión. Pero apenas cruzaron la puerta de la villa, su paciencia se agotó. Sin decir palabra, la levantó en brazos, ignorando las débiles protestas de Nara, y la llevó directamente a la habitación. Ella se mantenía rígida, tensa, evitando su mirada.—¿Está celosa la señora Rossy? —preguntó Marco con una sonrisa peligrosa, depositándola con cuidado sobre la cama.—Para nada —respondió el
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